Seguramente a la mayoría nos suene la frase “vuelve a casa, vuelve por Navidad” y nos evoque una gran cantidad de recuerdos. En Fad nos sucede un poco lo mismo desde el año 1995, que se trabaja en Cooperación al Desarrollo en América Latina para lograr construir un futuro digno y una vida plena para todas las personas.
Fad ha trabajado en once países en los cuales ha colaborado con más de 1.500 instituciones locales. Todo ello gracias a nuestras cooperantes en el terreno Lucía, Montserrat, Patricia, Rosa… Y otros tantos nombres que han pasado a lo largo del tiempo y que han sido indispensables para que esta labor de casi un cuarto de siglo haya podido continuar sin interrupción.
Cuando pensamos en ellas y ellos, y en cómo viven estas fechas, sabemos que es una época de sentimientos encontrados. Por un lado, la gran mayoría regresa a casa por Navidad para compartir estos días con sus familias y sus seres queridos, de los que suelen separarles miles de kilómetros. Pero, por otro lado, se les quiebra un poquito el corazón al dejar al otro lado del mundo a su otra familia, a esa que no tiene por qué tener lazos de sangre pero que con mucho trabajo y cariño se ha ido formando a lo largo de muchas jornadas compartidas en países muy distintos al país de origen, y que llegan a acoger de un modo tan especial que, aunque vuelvas, siempre queda un grato recuerdo en el corazón. No nos cabe duda de que las vivencias que se han tenido al poder realizar labores de cooperación y solidaridad como estas, y todo lo que enseñan las personas con las que se han podido compartir experiencias, acompañan a lo largo de todo el camino de la vida.
Un recuerdo especial para toda esta buena gente que trabaja en apoyar a la juventud de países como El Salvador, Nicaragua, Colombia, Ecuador… Para que pueda convertirse en ciudadanía global y comprometida, capaz de enfrentarse a problemas sociales como los consumos de drogas y otras conductas de riesgo. Feliz Navidad y, sobre todo: gracias por hacerlo posible.