Aunque desde el Gobierno se sigue repitiendo que la crisis económica ya ha pasado y que la recuperación es mejor cada día, los estudios centrados en la situación de los jóvenes, y más concretamente, en su capacidad para desarrollar un proyecto de vida propio, siguen sin ser positivos. En el último trimestre de 2016, se registró una caída del 5,26% en la tasa de emancipación de las personas de entre 16 y 29 años respecto al año anterior.
Así lo refleja el último estudio del Consejo de la Juventud (CJE) de España, que precisa que 8 de cada 10 jóvenes en España siguen viviendo en casa de sus padres. Además, esta institución constata que las dificultades para abandonar el hogar familiar ponen de relieve su dependencia.
Para ello, destaca los índices de la tasa AROPE (2015), donde se refleja que el 38,2% de las personas de 16 a 29 años se encuentran en riesgo de pobreza y España sigue ocupando el segundo puesto en desempleo juvenil en Europa. “No podemos hablar de recuperación salvo que llamemos empleo a cualquier cosa, aunque nos deje en la pobreza” afirma Víctor Reloba, vicepresidente del CJE y responsable del Área Socioeconómica.
El Observatorio de Emancipación hace un seguimiento periódico de las condiciones socio-laborales y los procesos de transición a la vida adulta de la población joven analizando elementos significativos, como son el empleo y la vivienda. Como pone de manifiesto el estudio, su “frágil situación” en el mercado laboral y un mercado de la vivienda totalmente inaccesible son las causas de la dificultad para emanciparse de gran parte de las personas jóvenes.
EMPLEO Y VIVIENDA
En relación al empleo, la precariedad, traducida en temporalidad, parcialidad y sobrecualificación, sigue caracterizando las condiciones laborales de la juventud. Así, en primer lugar, la tasa de paro de las personas menores de 30 años alcanza el 31,6%; y a ello se añade que según datos registrados en el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE), el 92,2% de las nuevas contrataciones realizadas a jóvenes de 16 a 29 años fueron de carácter temporal.
La otra línea de estudio del Observatorio de Emancipación es el acceso a la vivienda por parte de la población joven. Según los datos, una persona joven debería destinar el 57,9% de su salario para poder adquirir una casa en propiedad; debería cobrar 4,1 veces su salario solamente para hacer frente al importe de la entrada de una vivienda en régimen de compraventa. En el caso del alquiler, el incremento producido en este periodo también hace inviable esta fórmula: una persona joven necesita el 69,3% de su sueldo para alquilar un piso.
Con estos datos, sólo el 10% con mayores salarios de la juventud trabajadora puede comprar una vivienda sin riesgo de sobreendeudamiento. “Están convirtiendo el derecho a la vivienda en un privilegio, se nos impide tener un proyecto de vida propio” ha denunciado Reloba.