*Esther Fernández Castrillo
En junio de este año, la Fad lanzó la campaña #MentesCuadradas, con la intención de romper con todos los estereotipos que sufre la juventud hoy en día. Prejuicios que “encuadran” a los y las jóvenes en una serie de calificaciones que no se corresponden con la realidad. De ahí, el eslogan de la campaña.
Los y las jóvenes que hayan visto la campaña puede que la comprendieran o que se hayan sentido más identificados que el resto de los usuarios de edades superiores. Pues son ellos lo que conviven con la cruda realidad del mundo laboral y, para colmo, es en ellos sobre los que recaen ciertos convencionalismos tales como “vagos”, “sin interés por nada” o “ninis”.
Según la EPA (Encuesta de Población Activa), en 2017 las personas jóvenes tenían que firmar una media de 5,2 contratos temporales para poder trabajar todo el año. Una generación acostumbrada a tanta inestabilidad, ¿puede tener la mente cuadrada? Sería injusto achacar a un joven o a una joven, capaz de firmar hasta cinco contratos laborales al año, que es un “mimado/a” o “que solo piensa en fiestas”, “que pasa de todo” o que es “nini”. Y menos en un país en el que, según Euroestat (Young temporary employees as percentage of the total number of employees, by sex, age and country of birth), en 2018 España continuaba teniendo la tasa de paro juvenil más alta del continente y en el que 5 de cada 10 jóvenes contaban con un contrato temporal.
Un/a joven con mente cuadrada no sería capaz de afrontar estudios superiores, que, según indica el Centro Reina Sofía de Adolescencia y Juventud de la Fad, la tasa de personas jóvenes con un máster y estudios de grado en España es muy superior a la media europea (44,3%) ¿Podemos decir que los y las jóvenes sean “vagos/as” y “poco comprometidos/as”? Eso es porque no son de mentes cuadradas.
La juventud española presentan la tasa más alta de participación cultural de toda la población, según la Encuesta de hábitos y prácticas culturales de España 2014-2015. ¿De verdad que “los jóvenes no muestra interés por nada”? Será que los jóvenes y las jóvenes no son de mentes cuadradas.
Si la juventud fuera de mentes cuadradas, no habría bajado la edad promedio de fundar una empresa a 30,1 años en España, según European Starts-up Monitor ESM 2016. Las mentes cuadradas que “pasan de todo”, tampoco contarían con un 80% de participación en las últimas elecciones de 2019 según el Barómetro del CIS.
No se puede tener la mente cuadrada cuando se forma parte de ese 38% de la juventud que no consigue emanciparse (según datos del Centro Reina Sofía de Adolescencia y Juventud de la Fad) y a la que comprarse una vivienda supondría más de la mitad de su sueldo neto (Consejo de Juventud de España. Observatorio de Emancipación del 1er trimestre de2018). Una generación acostumbrada a luchar por mejores condiciones laborables y que ha vivido y crecido en entornos de constante cambio (digitales y económicos) no puede tener la mente cuadrada. Tal vez deberíamos si tal vez es el resto de la sociedad la que tiene la mente cuadrada.
*Esther Fernández Castrillo trabaja en el Departamento de Comunicación de Fad. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Valladolid y cuenta con un Máster en Análisis Político y otro en Gabinetes de Comunicación y Redes Sociales. Solo hay dos cosas que le apasiona más que la disciplina de la comunicación: la música y una buena conversación. En su tiempo libre le encanta tocar la guitarra y salir a pasear.