Recientemente se ha publicado el último informedel Instituto de Georgetown para la Mujer, la Paz y la Seguridad, titulado “Closing the Gap: Adolescent Girls’ Access to Education in Conflict-Affected Settings”. En él, se muestran algunos datos de vital importancia para el desarrollo de políticas públicas sensibles al género y a la equidad educativa.
En este sentido, el estudio ofrece una serie de datos socio-económicos que muestran que laescolarización de las niñas y adolescentes, es la mejor inversión que un país o comunidad puede realizar, sobre todo en aquellos entornos más vulnerables. Invertir en ello, es un factor clave para el desarrollo sostenible, pues disminuye las tasas de mortalidad infantil y materna, reduce el número de matrimonios precoces y/o forzados, y fomenta el crecimiento económico. Así, el PIB de un país aumenta un promedio del 3% y los salarios crecen un 20%, por cada año que las niñas y las jóvenes permanecen en los centros educativos.
A pesar del extendido conocimiento sobre estos datos, el informe muestra las grandes brechas de género que existen en la actualidad en lo referido a la escolarización de las jóvenes. Sesenta y dos millones de niñas y adolescentes están fuera del ámbito escolar en todo el mundo, de las cuales, al menos veinte millones viven en zonas de conflicto. Cuatro de los cinco países que en la actualidad muestran una mayor brecha de género en la educación, también están experimentando altos niveles de conflicto: Siria, Jordania, Líbano y Turquía. Existe una evidente relación entre la desigualdad de género, las dificultades de acceso a la escolarización y el conflicto bélico.
En este sentido, y para hacer frente a las limitaciones financieras de las familias de estos países, la comunidad internacional ha adoptado algunos programas asistenciales que están proporcionando a las familias, los gastos necesarios para cubrir la escolarización de las niñas y adolescentes. Asimismo, según reseña la plataforma online Devex, también se han desarrollado estrategias creativas que hacen frente a los riesgos personales que suponen para las niñas y adolescentes acudir al colegio. Un ejemplo de ello son los autobuses escolares del Líbano – que recogen a las chicas en sus casas- o los colegios “móviles” que van por todos los pueblos del país.
Sin embargo, y pese a los esfuerzos que parte de la comunidad internacional está haciendo para poder dotar de escolarización a las niñas y adolescentes de los entornos afectados por conflictos bélicos, sigue habiendo una necesidad evidente de aumentar la financiación y el apoyo a estos u otros programas. La adopción de medidas internacionales centradas en el acceso educativo universal, es unaemergencia social que debe ser abordada sin más demora, pues cada día es decisivo para el presente y el futuro de las niñas y adolescentes de los países en situaciones bélicas.