Autor: Fad Juventud
26 julio, 2023

Los pasados 5, 6 y 7 de julio, en Soria, tuvo lugar el III Congreso Internacional de Género y Educación, un congreso que se sale de lo estrictamente académico. Fad Juventud estuvo presente para compartir experiencias de coeducación en la educación no formal y en las familias. En este post ordenamos las notas que tomamos como aprendices y abrimos la puerta a más diálogo sobre cada uno de los temas expuestos, conscientes de que desde IgualFad aportamos nuestro granito de arena, pero que aún nos queda mucho camino por recorrer en nuestra apuesta por la coeducación

En el autobús de ida viajamos con “Feli” desde Almazán, última parada del recorrido hasta llegar al “epicentro de la España vaciada” — como conscientemente se mencionó a Soria a lo largo de esos días — Y ya desde “Feli” pudimos aprender que ser mujer significa llevar la carga de la discriminación desde que naces, primero como hija, como hermana también si lo eres, como trabajadora, como madre y como ciudadana. “Feli” había recibido la encomienda de ocuparse de su padre y de su madre por ser la chica, no estudió, después se casó y tuvo hijos, de cuyo cuidado también se ocupó, y cuando se incorporó a la vida laboral le tocó ocupar los puestos sin capacitación técnica. “Feli” nos contó que tenía 61 años, pero que sentía como si fueran 122. Estaba cansada de ceder espacios y tiempos, pero creía que aún le quedaba energía para enmendarlo.

Cartel de la campaña de sensibilización “Dominga no habla sola en Soria”, lanzada por la concejalía de Igualdad Social y Perspectiva de Género con ilustraciones de Elisabeth Justicia.

Y si ella cree, nosotras creemos. Porque se pueden cambiar las cosas. Y aunque “Feli” puede hacerlo desde su edad adulta, incluso con ayuda de la formación a la 3ª edad con perespectiva de género, como nos enseñó María Rubio, podemos empezar antes, desde la educación infantil, desde la familia, desde las organizaciones de la sociedad civil, para desmontar esa doble verdad de la que nos habla Ana de Miguel en su “Ética para Celia” y que cuestiona que haya un sentido de la vida diferente para las mujeres y para los hombres. Un sentido y, por supuesto, un destino distinto para unos y otras.

O, como nos recordaba Marian Moreno Llaneza, autora de “Una propuesta didáctica con perspectiva de género sobre el mundo del Quijote”, podemos cambiar la historia si contamos las cosas, en clase y fuera de ella, de otra manera. La actual asesora de coeducación en el Instituto Asturiano de la Mujer, cuando explica el Quijote en sus clases de secundaria, centra su discurso en la “Pastora Marcela”, un personaje feminista y libre, desconocido si nos dejamos llevar por otros personajes protagonistas, si no innovamos al relatar el mundo. También es la propuesta de la investigadora Carolina Hamodi, con su lectura de los cuentos coeducativos feministas.

Porque la vida que no se cuenta no existe. Ni la de “Feli”, ni la de “Dominga”, ni la de la “Pastora Marcela”, ni la de Nary Ly, con la que tuvimos la suerte de compartir mesa en Soria y cuya conferencia nos acompañó en el autobús de vuelta. Su vida es testimonio de resiliencia en Camboya, en Francia, de vuelta a Asia y ahora en España, donde reside y sigue creciendo desde la biología y desde el deporte, que era otro de los grandes ejes  de investigación del Congreso de Género y Educación. Ella debería ocupar libros de texto, como tantas otras mujeres que no aparecen en sus páginas, tal y como repasamos con Zinthia Álvarez Palomino.

 

Juliana Camilo impartiendo el taller “Experiencias de una psicóloga trabajando con masculinidades en el contexto del deporte de élite: Olimpiadas (esgrima) y UFC (Artes Marciales Mixtas – MMA), en el III Congreso Internacional de Educación y Género.

Porque el deporte es una gran asignatura pendiente para la Igualdad, tanto por las masculinidades atribuidas a los hombres deportistas según las diferentes culturas, como nos enseñaba Juliana Camilo, investigadora y psicóloga deportiva, como por lo que no se visibiliza del sufrimiento que generan esas atribuciones. También lo es por cómo se enseña en las aulas de educación física y por lo que no se quiere ver en ellas (acoso y violencia sexuales, además del sexismo implícito en las reglas de cada deporte…) y por la cantidad de “tarjetas moradas” que tendríamos que sacarles a los medios de comunicación que, otra vez, invisibilizan, o no informan con perspectiva de género. O si no escribimos más cuentos con protagonistas deportistas femeninas, como los que nos ofrece Antonio de Benito.

De todos estos temas y de todo lo que se puede hacer para ocupar ese inmenso margen de mejora que tenemos en cuestiones de igualdad, aprendimos en Soria. Estas son solo unas notas de algunas ponencias magistrales y talleres, pero hubo muchas más, paralelas, a los que no pudimos asistir (sobre la prostitución, con Mabel Lozano; sobre la coordinación de igualdad en los CEIP, con Laura Álvaro; o sobre Educación Intercultural y Género, con la ONG Wanawake). También hubo decenas de comunicaciones de experiencias, investigaciones y proyectos en materia de igualdad que se organizaron en sesiones y que han quedado recogidas en esta publicación de acceso abierto.