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Nos han hecho creer que el amor verdadero es como en las películas: instantáneo, perfecto y lleno de grandes gestos. Pero la realidad es otra. El mito de la media naranja nos hace pensar que necesitamos a alguien para estar completos, cuando en realidad el amor real no se trata de depender, sino de compartir. No es sacrificio constante ni aguantarlo todo, sino respeto, complicidad y equilibrio. El amor auténtico no sigue guiones de Hollywood, sino que se construye en los pequeños detalles: reírse juntos, apoyarse en los momentos difíciles y respetar los espacios propios. Al final, lo épico no es encontrar un amor de película, sino crear uno que no necesite guion. 🍊💛