El índice europeo de la igualdad de género es un indicador del Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE) que muestra las tendencias que se están produciendo en materia de igualdad entre hombres y mujeres en la Unión Europea. Los últimos datos disponibles, publicados en octubre de 2022 y que recogen el impacto de la COVID-19, revelan que España ocupa el sexto puesto en el listado, con 74,6 puntos sobre 100, ubicándose así por encima de la media europea (68,6 puntos).
“Cualquier instrumento que tengamos para medir la igualdad en la sociedad es una buena noticia”, explica Mónica Ferrin, socióloga que forma parte del equipo de Investigación Sociedades en Movemento de la Universidad de A Coruña. En palabras de la especialista, el índice es uno de los medidores “estrella” que permiten medir la igualdad de género a lo largo del tiempo y que, después, sirve para la elaboración de políticas públicas.
Según detallan desde el EIGE, su forma de trabajo se basa en seguir las estadísticas de igualdad que miden conceptos como el trabajo, el dinero, el conocimiento, el tiempo, el poder y la salud. A raíz de ellos, se calcula el índice de igualdad de género.
España ocupa el sexto lugar de los 27 en el Índice Europeo de Igualdad
Para 2022, la media europea del Índice de Igualdad de Género se sitúa en 68,6. España la supera por 6 puntos situándose con 74,6 puntos. Por encima de esta cifra se encuentran, de mayor a menor, Suecia, con 83,9 puntos, Dinamarca, 77,8, Países Bajos con 77,3, Finlandia con 75,4 y Francia con 75,1. En cambio, con la puntuación más baja de todos los países de la UE se encuentra Grecia con 53,4 puntos.
Además, si comparamos los datos con respecto a 2010, fecha en la que se comenzó a monitorizar este Índice, España ha pasado a crecer 12,4 puntos. Por aquel entonces, el país ocupaba la octava posición de 28 (cuando Reino Unido aún formaba parte de la UE) con un índice de 62,2.
Poder, la categoría en la que España ha crecido en los últimos doce años
En los últimos doce años desde que se tienen registros, España ha crecido en todos los indicadores que sirven para medir la igualdad de género en el país. Pero no todos los medidores han crecido por igual.
De hecho, el propio informe recalca esta situación: “Si bien la igualdad es más pronunciada en algunos Estados miembros que en otros, dista mucho de ser una realidad para todos en todos los ámbitos”. La categoría de “poder” es en la que más se nota esta diferencia, siendo la que más ha crecido. Aquí, España ha pasado de 45,9 puntos a 80,6; es decir, 34,7 puntos más.
Esto se debe en palabras de la experta Ferrín a los cambios en el poder político y económico. “Después de la ley de cuotas se ha mejorado mucho en ese aspecto”, explica. En España, la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, obligó a que el porcentaje de mujeres en los procesos políticos y ámbitos económicos no fuese inferior al 40%.
“Lo que ha sucedido después es que se ha favorecido que haya más mujeres en todos los cargos políticos y una mejora muy sustantiva de este indicador”, señala. A día de hoy, el Consejo de Ministros está formado por 14 mujeres (3 vicepresidentas y 11 ministras) y nueve hombres (un presidente y ocho ministros); siendo el 60,87% la representación de ellas y del 39,13% la de ellos.
La variable que menos ha crecido en España es la del tiempo
Por lo contrario, en España la variable que menos ha crecido ha sido la del tiempo. Aquí se miden las desigualdades de género en la distribución del tiempo para el cuidado y el trabajo doméstico y las actividades sociales, según indican en el informe [pág. 40]. El índice en España tan sólo ha crecido seis puntos en los últimos doce años.
Es más, si se tiene en cuenta sólo la media europea de 2010 con respecto a 2022, el índice del tiempo ha perdido 1,8 puntos, cayendo de 54,9 a 66,7 puntos.
Según detalla Ferrín, “las mujeres seguimos ocupándonos de las tareas del hogar a pesar de que nos hayamos incorporado al trabajo” y reitera que aún seguimos haciendo el doble de trabajo al llegar a casa.
La experta detalla que si bien la salud es la variable que más alta está de todas (ubicada en España en 91,7) se trata de la que menos depende de si uno nace hombre o mujer. “En los otros ámbitos hay que actuar sobre ellos, que los hombres se ocupen de las tareas domésticas por ejemplo, eso cuesta más recursos que se deben imponer y administrar”. Así, explica que es más difícil de actuar sobre las otras variables porque “no se parte de una situación igualitaria en el resto de ámbitos”.