Entre 2017 y 2021 ha aumentado el número de condenados por delitos contra la libertad sexual. Se trata de aquellos casos en los que se ha condenado al menor por casos de acoso, abuso, agresión sexual o violación, entre otro tipo de delitos tipificados por el Código Penal. No sólo ha aumentado el número de adultos condenados, que ha crecido 1,5 veces más, sino también el de menores condenados, 2,6 veces más, según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Ante los datos, los expertos consultados indican que el aumento de condenados en adolescentes se debe, por un lado, a que las chicas tengan una mayor conciencia y denuncien los casos. Y por otro, a que ellos tienden a tener menos educación sexoafectiva y que debido a la gran facilidad para acceder a la pornografía, ésta se convierte en la referencia en torno a las relaciones sexuales.
Aumenta el número de condenados por delitos contra la libertad sexual
En los últimos cinco años, si el número de adultos condenados fue de 2.764 en 2017 para 2021 la cifra creció 1,4 veces más con 3.881 condenados, según los datos del INE. Esta diferencia crece aún más en menores. Para 2017 el número de menores condenados (aquellos de 14 a 17 años con sentencia firme) era de 232 y en 2021 fueron 609 condenados; es decir, 2,6 veces más que hace cinco años. A diferencia de los adultos, a los menores no se les condena con pena de cárcel sino que se las autoridades les establecen medidas administrativas o de internamiento, según la Ley Orgánica 5/200 reguladora de la responsabilidad penal de los menores.
“Cada vez hay más menores que cometen agresiones sexuales y sobre todo en grupo”, explica Marisol Rojas, psicóloga especializada en violencia de género. “[Las agresiones] se dan en espacios de ocio, con alcohol de por medio”, detalla. “Es como algo más a la hora de salir de fiesta: vamos a salir de fiesta en grupo, bebemos alcohol y luego acabamos cometiendo una agresión sexual”, señala.
En el mismo punto coincide Estefanía Ocáriz, doctora en Psicología por la Universidad del País Vasco y parte del Instituto Vasco de Criminología (IVAC), quien considera que en los últimos años desde el organismo han observado un aumento “bastante importante” de hechos relacionados con la violencia de género y también con la violencia filio- parental, en referencia a la violencia ejercida de hijos a hermanos, padres o abuelos. Según la memoria de la Fiscalía General del Estado de 2022, tras la pandemia, se ha vuelto a producir “un nuevo incremento de casos” de violencia filio-parental [pág. 10].
Desde la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI) de la Comunidad de Madrid, encargada de que se ejecuten las medidas adoptadas judicialmente, recalcan que el 13% de las altas para 2021 fueron de menores que habían ejercido violencia filio-parental. “Fundamentalmente el maltrato es de hijos que agreden a sus padres o abuelos”, señala su director Diego López del Hierro. En sus palabras, los casos de menores que cometen agresiones sexuales sí han aumentado, pero éstas corresponden a un 4% de las altas totales que realizó la agencia en la Comunidad de Madrid.
Este mismo porcentaje del 4% también se repite en los casos de violencia de género (aquella que se ejerce sobre las mujeres por parte de parejas o exparejas), según los datos aportados por la Fiscalía a nivel estatal. La Fiscalía en su memoria recalca que “ha aumentado el número de supuestos en los que el agresor y la víctima son menores de edad”. Según los datos generales, la mayor parte de los delitos que cometieron los menores en 2021 fueron casos de robos con violencia o intimidación (15,89%) y delitos contra el patrimonio (14,81%) de los 41.273 casos totales para ese año.
La concienciación ha ayudado a que se denuncien más casos de agresiones sexuales y violencia de género, según las fuentes consultadas
“Sin duda, la mayor conciencia social con esta temática influye a la hora de denunciar”, explica la experta del IVAC. De hecho, el reciente informe “La sexualidad de las mujeres jóvenes en el contexto español” de 2022 del Instituto de la Mujer señala que “las violencias sexuales ocupan una posición central en las preocupaciones, discursos e incluso vivencias de las jóvenes, quienes sitúan esta cuestión como un problema social de primera magnitud”. [pág. 74].
Cristina Mateos Casado, doctora especializada en violencia de género de la Universidad Complutense de Madrid, recalca que “antes no había cómputo de datos y mucho menos de concienciación”. Sin embargo, “aún sigue habiendo muchas chicas que no denuncian”, para la psicóloga Rojas. “Los casos aumentan porque las chicas están más concienciadas y saben dónde están estos límites, pero los chicos no se han enterado de que cuando una chica dice que no es que no”, explica la experta.
El acceso que tienen los menores a internet puede influir en las relaciones sexoafectivas, señalan las expertas
Entre las variables que explican ese aumento de menores condenados desde el Instituto Vasco de Criminología señalan que ésto responde a múltiples factores: “La falta de control parental, el consumo de tóxicos, la pérdida o falta de valores o el absentismo escolar explican la comisión de hechos delictivos por parte de los jóvenes”, señala la experta Ocáriz. Según sus palabras, existe una falta de control parental general en la vida de un menor, siendo el acceso a internet uno de ellos.
Para la experta Rojas, a día de hoy, el fácil acceso a internet y por ende a la pornografía no beneficia en las relaciones sexoafectivas de los menores, relaciones que cada vez comienzan a una edad más temprana. “Influye muchísimo el acceso temprano que tienen los menores a la pornografía. Que no haya una educación sexoafectiva hace que los menores crean que una relación sexual se base en el sometimiento y no en el consentimiento”, detalla.
Un informe de la Universidad de las Islas Baleares de 2019 “Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales” alertó que el acceso al consumo del porno se había adelantado a los ocho años de edad. Lluís Ballester Brage, uno de los coautores del estudio, señala que “no es una coincidencia que aumenten las cifras de delitos sexuales y aumenten la de vídeos pornográficos con menores de edad”, explica. “Sí tienen relación y la tecnología no ha ayudado”, señala.
“Hay chavales muy jóvenes que filman a sus compañeros porque eso les da algo de dinero”, detalla. “Filman a sus compañeras y roban el video o pactan enviarlo sin ser del todo conscientes del impacto que tiene. Está pasando, lo hemos identificado bastante bien y es algo que no pasaba hace 10 años”, reitera.