(Madrid, 26 de junio de 2013).- Hoy, 26 de junio, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas que, desde 1987, promueve Naciones Unidas.
En esta jornada, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) quiere hacer hincapié en el riesgo que supone la invisibilización de los problemas ligados a las drogas y su integración en el tiempo de ocio de los más jóvenes como un producto de consumo más. “Las drogas no van a desaparecer y por ello debemos aprender a convivir con ellas. Eso no significa que nos crucemos de brazos y lo aceptemos sin más, sino que trabajemos para minimizar su presencia, ya que todos los consumos implican riesgos. Pero, sobre todo, debemos revisar críticamente las estrategias de enfrentamiento. No podemos seguir utilizando las mismas fórmulas”. Esa es la opinión del director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Ignacio Calderón.
Los consumidores de hoy en día son personas, algunas de ellas muy jóvenes, completamente integradas, que no sufren a corto plazo consecuencias médicas excesivamente graves, pero que pueden sufrir otra serie de consecuencias muy importantes como fracaso escolar, violencia juvenil, problemas de socialización, problemas familiares, etc.
Al no atender a estos indicadores, la sociedad desconoce verdaderamente cuáles están siendo y cuáles pueden ser en el futuro los aspectos negativos de una extensión de los consumos.
Esto provoca que, de forma paulatina, la alerta de la sociedad sobre el fenómeno baje. De hecho, según el barómetro del CIS, las drogas bajan cada vez más en la escala de preocupaciones de los españoles llegando hasta el puesto 25 cuando en 1995, las drogas ocupaban el quinto lugar por debajo del paro, el terrorismo, la corrupción y la crisis económica. Para el director general de la FAD, “esta invisibilización de los problemas de los consumos de drogas provoca que la presión social, de toda la sociedad civil, baje y, por lo tanto, la respuesta institucional también”.
Según se recoge en el texto de análisis “La visión de la FAD”, los principales cambios que se han producido en los últimos años y las consideraciones necesarias para el establecimiento de nuevas estrategias de enfrentamiento al fenómeno son:
En los últimos veinte años, todas las organizaciones que nos dedicamos a la prevención de los consumos de drogas en España hemos desarrollado estrategias y actuaciones preventivas que han puesto el énfasis en las sustancias. Es decir, se ha hecho un especial hincapié en la información y sensibilización sobre los riesgos que implica cada consumo de drogas en el convencimiento de que las estrategias informativas destinadas a elevar la percepción de riesgo lograría contener el aumento en los porcentajes de jóvenes consumidores.
Dentro de esta propuesta general, la FAD sistematiza sus propuestas de futuro en el siguiente decálogo:
1. Los consumos son un fenómeno cultural… que produce múltiples problemas y que puede ser un problema en sí mismo. La situación actual requiere una mirada multidimensional, una perspectiva de conjunto y una respuesta global. Es preciso reformular y reforzar el diálogo entre la administración estatal y las territoriales, así como entre las administraciones públicas y la sociedad civil para fomentar nuevas estrategias de comunicación y colaboración; buscar un modelo de respuesta solidario y generar una mutua comprensión y complicidad.
2. Sigue estando justificado un Plan Global de Actuaciones pero es necesaria una actualización de las estrategias puestas en marcha en su día.
3. Los indicadores de problemas han cambiado. Hay que reformular el sistema de seguimiento y superar el enfoque sanitarista. Como hemos apuntado, el consumo de drogas y los problemas derivados son multidimensionales. Es decir, no afectan solamente al ámbito sanitario sino a muchos otros en los cuales no se está midiendo el impacto producido por los consumos de drogas. Por ejemplo, en el ámbito escolar, en violencia, etc.
4. Los consumos son también un fenómeno cultural, no sólo los entienden los expertos. Hay que contar con la perspectiva social; también con la de los usuarios. Debemos profundizar en la reflexión crítica sobre el fenómeno de los consumos, contando con la perspectiva de los consumidores.
5. La prevención debe contemplar como punto de partida el hecho de que muchos jóvenes van a consumir de forma experimental.
6. Considerar los problemas de drogas en el ámbito de los problemas normalizados, evitando consideraciones de excepcionalidad y estigmatización y actuando desde una preocupación razonable.
7. Las normas deben tener en cuenta la realidad. Hay que replantearse la función, la coherencia y la operatividad de leyes y regulaciones. Replantearse la función, el rol y las exigencias prácticas de la regulación legal y normativa.
8. Mantener distintos niveles en los objetivos asistenciales, incluso compatibilizándolos con la continuidad en el consumo. Es preciso replantear las fórmulas de tratamiento, haciendo éste compatible con ciertos niveles de consumo.
9. Replantear los modelos preventivos, incorporando nuevos componentes (análisis de la cultura consumista, capacidad crítica, ejercicio de los valores prosociales…) y adaptando el lenguaje y las formas de interlocución.
10. La integración de los recursos asistenciales en las redes generales no puede suponer una merma en la calidad y especialización de la atención.