Autor: Fad Juventud
29 noviembre, 2018

  • Desde el año 2009, España mejora sus cifras de desarrollo juvenil en Educación, TIC y Vida/Salud. En Empleo no se alcanzan aún los niveles de 2009 pero se observa una cierta mejoría. En emancipación vemos que la brecha con Europa se agranda.
  • Se observan claros avances en educación y existen Comunidades Autónomas como Madrid o País Vasco a la cabeza del ranking europeo por delante de países como Suecia, Finlandia o Dinamarca.
  • A pesar de la favorable evolución, España se sitúa en los últimos puestos del Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado 2018 (ISDJC), sólo por delante de Grecia, Bulgaria, Italia y Rumanía debido fundamentalmente a los datos de empleo y emancipación que siguen lastrando el desarrollo de la juventud española. 
  • ProyectoScopio es una iniciativa puesta en marcha por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica.

En los últimos diez años el grado de desarrollo de la juventud europea de 15 a 29 años –basado en datos de empleo, educación, emancipación, vida/salud y uso de TICS- ha seguido una trayectoria ascendente y en 2018 ya todos los países UE se encuentran por encima de sus niveles de desarrollo precrisis (año 2009) a excepción de Grecia, Italia y Rumanía.

España también mejora en desarrollo juvenil respecto a 2009 aunque en 2018 se sitúa en los últimos puestos del ranking, sólo por delante de Grecia, Bulgaria, Italia y Rumanía debido fundamentalmente a los datos de empleo y emancipación que siguen lastrando el desarrollo de la juventud española.

Sin embargo, se observan claros avances en educación y existen Comunidades Autónomas como Madrid, País Vasco, Navarra o Cataluña en línea con la media UE o por encima en aspectos relacionados con vida/salud o manejo de TICS.

Son datos extraídos del Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado (ISDJC-2018), elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad en el marco del ProyectoScopio, un proyecto global de recopilación, sistematización, obtención de datos para el análisis de la realidad y socialización juvenil que se realiza gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica.

El Índice, que se renueva anualmente, está elaborado a partir de datos relativos a educación, empleo, emancipación, vida/salud y uso de TIC. En él se ofrece una fotografía fija que permite comparar de manera transversal el estado de la juventud española con la europea y también entre Comunidades Autónomas. Además, la elaboración en años sucesivos permite ver la evolución de los diferentes parámetros desde el año 2009.

EMPLEO Y EMANCIPACIÓN, LOS RETOS DE ESPAÑA

El Índice de desarrollo juvenil 2018 de España es de 4,997 [en la escala 0-10] y ocupa la posición 35 del ranking general, mejorando en una posición respecto al 2017.

En términos generales, haciendo una lectura global de los resultados, España mejora en desarrollo juvenil respecto a años anteriores manteniendo un crecimiento ascendente, sin embargo, muestra un importante retraso respecto al total de la UE. En el contexto europeo, se encuentra en los últimos puestos del ranking general de desarrollo, sólo por delante de Grecia, Bulgaria, Italia y Rumanía. 

Ninguna Comunidad Autónoma logra alcanzar esta media europea global, aunque Madrid, País Vasco, Navarra y Cataluña se acercan significativamente. En la parte baja de la tabla –sólo por delante de Italia y Rumanía- se encuentran Extremadura, Castilla-La Mancha y Canarias.

La mala posición española en el ISDJC 2018 tiene que ver fundamentalmente con los resultados obtenidos en las variables de empleo y emancipación que lastran el resultado global del índice. Y si bien en empleo tendemos lentamente a mejorar y converger con las cifras europeas, en cuestiones de emancipación la brecha parece agrandarse en 2018 aún más. Mientras que en Europa un 30% de jóvenes se emancipa entre los 20 y los 24 años, en España el porcentaje no llega al 8%.

Pese a la posición rezagada de España en la dimensión Empleo (ocupa el puesto 38 de 46 territorios) en 2018, mejora una posición respecto a 2017. Principalmente porque mejoran los niveles de empleo y disminuye el paro juvenil, sin embargo, esto no se traduce en términos de calidad de empleo: las tasas de temporalidad y parcialidad involuntaria son las más altas de toda la UE.

En empleo, España aún está lejos de alcanzar los niveles de desarrollo precrisis (año 2009) y en 2018 existen cuatro datos determinantes de su mala posición en el ránking específico:

  • Desempleo juvenil (15-29 años): 29,40%en España frente a 13,20% en UE. En esa cifra global se incluyen rangos tan amplios como la tasa del 42.10% del desempleo juvenil en Extremadura, con la cifra más alta por segundo año consecutivo de las 17 CCAA que analiza el índice, y Comunidades Autónomas con tasas más bajas y cercanas al 20% como País Vasco (21,10%), Aragón (22,0%) y Cataluña (22,20%).
  • Temporalidad: España tiene la mayor proporción de población joven que trabaja con contrato temporal de toda la UE (56.4%), tasa que supera en 24 puntos a la media UE.
  • Parcialidad involuntaria: El 64,20% de jóvenes que trabajan a tiempo parcial en España, lo hacen de manera involuntaria porque el mercado laboral no les permite incorporarse a tiempo completo. España, junto a Grecia, Italia, Chipre y Rumania tienen las tasas más altas de toda la UE (29,70%).

Por el contrario, la cifra de trabajadores por cuenta propia supera la del total de la UE, y la de jóvenes inactivos que no estudian (5,90%) se encuentra por debajo del total de la Unión.

EDUCACIÓN, PAÍS VASCO Y MADRID A LA CABEZA DE EUROPA

En educación, España ocupa globalmente un lugar ligeramente inferior a la media de desarrollo en este ámbito de la UE (se mantiene en la posición 28, como en 2017). Sin embargo, existensieteComunidades Autónomas que la superan: País Vasco, Madrid, Asturias, Navarra, Castilla y León, Galicia y Cataluña. De hecho, las dos primeras se sitúan a la cabeza del ranking europeo por delante de países como Suecia, Finlandia o Dinamarca.

La mayoría de CCAA (12 de 17) mejoran en Educación respecto al índice anterior, destacando Cantabria (sube 10 posiciones), Cataluña (sube 9), Madrid (sube 7) y Navarra (sube 6). Por el contrario, las últimas posiciones de la tabla las ocupan Baleares, Castilla-La Mancha y Canarias.

En este ámbito, España cuenta con datos muy positivos ya que mejora en todos los indicadores de educación respecto a la edición anterior. Destaca la recuperación en la participación en educación en edad obligatoria (15 años) (96,8%) cercana a la media UE (97,12%), a los 18 años 8 de cada 10 jóvenes en España están escolarizados (80,28%) con un comportamiento ascendente desde 2009. Aumenta la tasa de participación en Educación Universitaria a los 22 años, (32.80% frente a 31.43% en UE) y la tasa de participación en educación terciaria en España (44,30%), que mide la proporción de jóvenes que participa en estudios universitarios de grado y master, sigue un ritmo ascendente (44,30%) y se ubica por encima de la media europea (38%).

En cuanto al abandono escolar temprano, es cierto que España sigue teniendo una de las tasa más altas de Europa (el 18,30% de los jóvenes de 18 a 24 años abandona los estudios después de la educación secundaria obligatoria) pero es reseñable la favorable evolución de estas cifras desde el año 2009 en el que se situaban por encima del 30%.

Sin embargo, la asignatura pendiente es el aprendizaje de al menos dos idiomas extranjeros: mientras que en España se sitúa en 27,90% en Educación secundaria postobligatoria, en Europa esta proporción es alrededor del 50%.

LAS CINCO EUROPAS DEL DESARROLLO JUVENIL

La juventud europea avanza y se desarrolla de acuerdo a cinco modelos claramente diferenciados: el modelo nórdico, anglosajón, continental, mediterráneo y de Europa del Este. Se trata de modelos que surgen como fruto de la conjunción de diferentes factores como la renta per cápita, la estructura del empleo y la calidad de las políticas públicas garantes del desarrollo juveniltales como laseducativas, las de vivienda o las rentas de inserción, por citar las tres que más pueden afectar a las oportunidades de integración en la vida adulta. Además influyen factores culturales, pautas familiares, la historia del territorio o la tradición religiosa, entre otros.

El modelo nórdico, con países como Suecia o Dinamarca, es el que en conjunto se encuentra mejor posicionado en el ranking general de desarrollo juvenil. Se trata de un modelo que sitúa al Estado como garante de la igualdad de oportunidades. Son países que alcanzan globalmente muy buenos resultados sobre todo en emancipación, donde se sitúan a la cabeza indiscutible de Europa, gracias a sus políticas de públicas de inserción adulta. Sin embargo ocupan posiciones más bajas –aunque siempre por encima de la media UE- en empleo y educación, y en algunos aspectos específicos de vida/salud se encuentran incluso por debajo de la media.

Los países pertenecientes al modelo anglosajón, de los que sus mejores ejemplos serían Reino Unido o Países Bajos, se caracterizan por su marcada orientación individualista y la nula intervención del Estado en materia de protección juvenil, salvo en casos de necesidad. Consideran el mercado como principal agencia de asignación de oportunidades vitales por lo que consiguen muy buenos resultados en los datos de empleo y, por supuesto, emancipación. También en vida/salud al propiciarse la creación de núcleos familiares a edades relativamente tempranas. Sin embargo, la temprana inserción de los jóvenes anglosajones en el mercado laboral provoca que los datos en desarrollo educativo sean significativamente peores.

La Europa continental, Alemania como prototipo, es más familiarista que individualista. Considera a la familia como responsable del desarrollo juvenil, sin apenas ayudas estatales salvo subsidiarias. En casi todos los indicadores se mantienen en línea con la media UE: por encima en empleo y emancipación, y por debajo en educación.

El bloque mediterráneo –España, Italia, Grecia y Portugal- presenta un modelo histórico y cultural claramente familiarista que se basa en la convicción de que la familia es responsable de mantener a los y las jóvenes hasta que puedan emprender su proyecto vital. La escasez de políticas públicas de vivienda o de inserción laboral, sumado a los malos datos de empleo, aboca a los jóvenes a permanecer hasta edades tardías bajo la dependencia familiar. Eso explica el extraordinario retraso en las edades de emancipación en estos países o las bajas tasa de fecundidad y nupcialidad. Sin embargo, debido precisamente al elevado desempleo y la precariedad laboral, los jóvenes mediterráneos optan por prolongar sus estudios consiguiendo niveles de sobrecualificación en estudios superiores y muy buenas posiciones en casi todos los indicadores educativos. También logran unos índices de vida/salud muy superiores a la media europea al estar protegidos en su entorno familiar.

A la cola de desarrollo juvenil europeo se encuentran los países de la Europa Oriental. Ejemplos de este modelo de desarrollo serían Rumanía o Bulgaria. Son países que, debido a su democratización reciente, presentan unos niveles de protección social muy inferiores al resto de Europa, con grave escasez de políticas públicas de inserción adulta que arrojan unos niveles de desarrollo juvenil muy bajos.