Crea zonas en tu entorno donde no uses dispositivos electrónicos, como el comedor, la habitación o áreas de descanso.  Esto ayudará a fomentar la comunicación y las interacciones cara a cara.

Fomenta el pensamiento crítico dudando de lo que ves y lees en las redes, y verificando en fuentes fiables antes de compartir cualquier información. Establece también contraseñas seguras y revisa la configuración de la privacidad.

Tus hábitos digitales influyen en quienes te rodean, especialmente en tus hijos e hijas. Al mostrar un uso equilibrado de la tecnología, combinando actividades online y offline, animas a hacer lo mismo, especialmente si tienes hijos o hijas.

Infórmate y fórmate para potenciar el aprendizaje y la creatividad a través de la tecnología. Esta puede ser muy útil para fomentar la motivación con el alumnado, hacer una tarde de juegos online en familia, o comunicarnos con quienes están lejos.

Dedica un momento semanal para desconectarte por completo. Usa este tiempo para enfocarte en actividades que realmente disfrutes y que te permitan reconectar contigo mismo o que promuevan la convivencia familiar. 

Analiza cuánto tiempo dedicas a las pantallas y si ese uso aporta valor a tu vida. Busca un equilibrio saludable que te permita aprovechar lo mejor de la tecnología sin que ocupe todo tu día a día.