De ahí que apelemos al cumplimiento de las normas, a una vigilancia protectora, a que las administraciones públicas cumplan su función. También pedimos que en las familias se tutele y se enseñe autonomía y responsabilidad, libertad y compromiso; que en las escuelas se eduque; que en los medios de comunicación no se cultive la ambigüedad, la moralina simplificadora o el doble mensaje; que en la sociedad no se institucionalice el exceso alcohólico festivo de la población adulta a la par que se estigmatiza la población adolescente.Y a ésta debemos educarla para que también asuma las responsabilidades propias de su edad.
Es importante que no se criminalice al colectivo de menores que consumen, así como a sus familias. Sólo desde una responsabilidad compartida se afrontarán de forma adecuada los consumos de alcohol realizados por menores.