Cuánto controlas de… las sustancias en espacios de ocio
Necesitamos descansar y desconectar de nuestro día a día, sea trabajo, estudio… Y, para ello, el ocio es clave. Y lo es especialmente para los y las jóvenes, puesto que ese ocio proporciona oportunidades para buscar nuevos entornos, grupos, relaciones… A través de la socialización podemos construir personalidades, modelos de comportamiento… en un entorno de influencia grupal más alejada del ámbito familiar.
Y como parte de ese ocio, muchos optamos por consumir en estos entornos recreativos. Sustancias psicoactivas que cambian nuestro estado de ánimo y que influyen en cómo percibimos lo que nos rodea. Se trata de un consumo ligado a la fiesta, a la marcha nocturna, a la diversión grupal en lugares como discotecas, festivales de música, raves… En todos aquellos momentos en los que queremos explorar y experimentar, buscando vivencias emocionantes y exprimirlas al máximo.
Es un tipo de ocio de fin de semana, de vacaciones o de fechas especiales. Una diversión que empieza por la noche y que, por las mismas sustancias, se alarga durante el día. Drogas ilegales de las que, muchas veces, no tenemos sensación de riesgo. Consumirlas de forma ocasional, intermitente y concentradas en determinados momentos, potencia ese “yo controlo” y “para una vez que la tomo”, reduciendo nuestra percepción de riesgo sobre ellas.
Pero, aunque el consumo sea esporádico, tienen ciertos riesgos asociados; sobre todo, a edades tempranas en las que estamos todavía en desarrollo. Ansiedad, insomnio, agresividad, problemas cardiovasculares como infartos o alteraciones del corazón… Nos dan un buen subidón, pero, como son ilegales, no pasan controles y corremos el riesgo de consumir sustancias adulteradas.
Es lo que conocemos como dependencia, una relación en la que tú ya no decides. Ya no consumes para sentirte bien, sino que lo tomas para no estar mal.
Tomarlas nos genera placer y diversión. Queremos repetir, pero debemos manejarlas con cuidado porque pueden convertirse en algo central en nuestra vida; aunque no lo queramos reconocer. Llegan a ser el centro de la diversión, pensando que, si no consumimos, no lo pasaremos bien. Impactando en nuestra concentración y derivando en problemas de comportamiento, en los estudios o el trabajo. Además de impactar en el entorno familiar y social.
Es lo que conocemos como dependencia, una relación en la que tú ya no decides. Ya no consumes para sentirte bien, sino que lo tomas para no estar mal.
Entre las drogas más ligadas al consumo en espacios y momentos de ocio se encuentran el éxtasis, la anfetamina, ketamina, el Polvo de ángel (PCP), el GHB o el speed. Estimulantes del Sistema Nervioso Central que usamos para aumentar la energía, el rendimiento físico y la sociabilidad. Pero no son las únicas.