El papel de la familia es muy importante para la prevención del consumo de drogas: podemos contribuir positivamente a evitar, reducir o retrasar el consumo, y, del mismo modo, también podemos influir negativamente, haciéndolo más probable, aumentando su frecuencia o adelantando su inicio.
La familia no solo debe tener en cuenta la información que proporciona a sus hijos e hijas sobre el consumo de sustancias, sino también los diferentes factores de riesgo y protección que presenta cada uno de ellos. Es necesario aclarar que, cuando hablamos de factores, estamos siempre aludiendo a probabilidades.
A continuación, se exponen los factores de riesgo, que podemos definir como “aquellas circunstancias o características personales, ambientales o relacionadas con la sustancia, que aumentan la probabilidad de que una persona se implique en el consumo de drogas y este llegue a causarle problemas”.
1. Factores individuales
Estos factores se refieren a las características propias del adolescente, incluyendo aspectos emocionales, conductuales y de desarrollo:
- Desarrollo y etapa vital: cuanto más temprano se inicia el consumo, mayor es el riesgo de desarrollar una relación problemática con las sustancias.
- Autoimagen y gestión emocional: baja autoestima y dificultades en el manejo de emociones desagradables (frustración, enfado, tristeza).
- Falta de habilidades sociales, baja asertividad, dificultades en toma de decisiones, necesidad de aprobación social.
- Actitudes y creencias positivas hacia el consumo: falta de conocimientos realistas y actualizados sobre las sustancias.
- Rebeldía, búsqueda intensa de sensaciones nuevas.
- Organización del tiempo y contexto de vida: dificultades en la gestión del tiempo libre, fracaso escolar, falta de alternativas de ocio saludable.
2. Factores microsociales
Estos factores están relacionados con los entornos cercanos que rodean al adolescente, como la familia, la escuela y el grupo de iguales (amistades):
- Dinámica familiar: baja cohesión familiar, clima afectivo inadecuado, exceso o falta de disciplina, consumo dentro de la familia, permisividad hacia el consumo.
- Entorno escolar: falta de integración escolar, bajo rendimiento académico o desmotivación.
- Influencia del grupo de amistades: grupos de iguales que consumen, presión grupal explícita o implícita, actitudes y valores en el grupo que promueven el consumo. Uso de sustancias como alternativa de ocio.
3. Factores macrosociales
Estos factores hacen referencia al contexto social, cultural y estructural en el que crecen los adolescentes:
- Fácil acceso a sustancias legales e ilegales.
- Tolerancia cultural o social hacia el consumo de determinadas sustancias (especialmente alcohol). Publicidad y marketing que conectan con valores deseables: diversión, éxito, integración, libertad.
- Escasa oferta y falta de recursos o espacios que promuevan el uso positivo del tiempo libre.
- Planificación urbanística poco favorable a la vida comunitaria o al bienestar juvenil.
- Valores sociales contradictorios o poco coherentes con el cuidado de la salud y el bienestar emocional.
No obstante, no basta solo con fijarse en los factores de riesgo. También es preciso tener en cuenta las bazas que juegan a favor de nuestras hijas e hijos. En ese sentido, hablamos de los factores de protección. Cuando hablamos de factores de protección, nos referimos a las características o capacidades personales y sociales que fortalecen a las personas para afrontar con éxito las situaciones de riesgo, concretamente las relacionadas con el consumo de drogas. Es decir, aquellas que hacen a los individuos menos vulnerables al consumo.
4. Factores individuales
- Valores
- Valores positivos hacia la salud: hábitos saludables que contrastan con la oferta de drogas (sueño adecuado, hobbies, alimentación, etc.).
- Valores prosociales: participación social que fomenta la convivencia y las relaciones sanas.
- Valores ético-morales: conductas basadas en el respeto, la honestidad, la responsabilidad, el pensamiento crítico y la empatía.
- Habilidades personales y sociales
- Habilidades sociales adecuadas para expresar opiniones y poner límites.
- Capacidad de tomar decisiones, desarrollar un pensamiento crítico hacia el consumo, fomentar el criterio individual, favorecer la autonomía.
- Fomento de la autoestima saludable: valorarse, confiar en sus capacidades, tolerar la frustración y resistir la presión del grupo.
- Metas y sentido de propósito: tener metas personales claras, intereses definidos y motivaciones propias que reducen la necesidad de evasión a través de las sustancias.
5. Factores microsociales
- Integración familiar y apego seguro: el sentimiento de apego familiar genera en la persona un vínculo de pertenencia a un grupo. La confianza de poder compartir y de encontrar apoyo, aporta seguridad. Para ello, se debe crear un ambiente de respeto, confianza, honestidad, afecto incondicional y comunicación activa y empática. Esto ayudará a desarrollar responsabilidad, madurez, habilidades de autocontrol, tolerancia a la frustración, entre otras.
- Grupo de iguales: es recomendable que las familias fomenten las relaciones sociales, conozcan el grupo al que pertenecen, participen en sus actividades cuando sea posible y mantengan un contacto cercano con su entorno. Grupos en los que predominan actividades saludables como hobbies, deportes o proyectos compartidos fomentan el sentimiento de cohesión y pertenencia.
- El centro escolar: la escuela no es solo un centro educativo, sino un importante contexto de socialización e intercambio. Es importante que en la escuela haya un clima de integración, un sentimiento de pertenencia y de vinculación, y también es esencial mantener una comunicación activa con el profesorado sobre cómo se encuentran nuestros hijos e hijas en el aula, qué tipo de comportamientos y actitudes tienen, y posibles señales de alarma que pueda detectar el profesorado.
- En la comunidad próxima: distrito, barrio, pueblo,…: los barrios son contextos informales de intercambio y socialización, donde se pueden promover las oportunidades y tiempo libre saludables como parques, centros culturales o instalaciones deportivas.
6. Factores macrosociales
Los padres y madres podemos participar en los factores de protección asociados a la sociedad y la cultura en la que vivimos. Son los que surgen desde, para y por la sociedad y tienen la capacidad de promocionar cambios en los hábitos de los individuos.
- Campañas de promoción de la salud: campañas de sensibilización, información y formación que pretenden mejorar los hábitos de comportamiento de los grupos e individuos.
- La limitación de la accesibilidad a las sustancias: leyes que limitan el acceso a las drogas están elaboradas con un carácter protector para las personas y la sociedad.
- Las alternativas de ocio y tiempo libre: oferta de ocio y tiempo libre saludable conocida, viable y atractiva para las personas.
En consecuencia, la prevención no puede traducirse en recetas válidas para todas las familias o para todas las personas por igual. Prevenir supone analizar los factores de riesgo reales en cada uno de nuestros hijos e hijas y detectar y considerar los factores de protección que ya existen, y aquellos en los que se puede intervenir.
Si quieres saber más o necesitas orientación sobre cómo manejar esta situación con alguna persona cercana, no dudes en contactarnos. Desde el Servicio de Información y Orientación de Fad Juventud, podemos ayudarte. Llámanos al teléfono gratuito: 900 16 15 15.