* Luz Amparo Tobón
Soy Luz – de cariño me dicen “Lucy” – y soy profesional de campo de la Corporación Surgir, componente comunitario del proyecto[i] que realizamos apoyados por la Fundación Fad Juventud y con la financiación del Ayuntamiento de Madrid. Les presto hoy, en estas líneas, las imágenes que afloran en mí al RECORRER paisajes diferentes de un mismo territorio: la comuna 3 de Medellín, Colombia. Les comparto la alegría que recupero en medio de la escasez.
CAMINAR el centro hasta llegar al sitio donde se toma el transporte para el barrio es sentir que el corazón se agita por el recuerdo de otros tiempos en los que las andanzas permitieron recorrer las laderas orientales. La emoción es fuerte, contradictoria. Los barrios han cambiado; la Honda y La Cruz. Han crecido en población. Sus calles y casas han sido mejoradas a partir del arduo trabajo de sus gentes: hay negocios, música, bullicio, buses, carros, motos, personas y perros caminando, evitando ser atropellados.
Las montañas pendientes y escarpadas, lugares habitados por gentes forzadas a habitarlas, se ven cada vez más llenas. Los barrios han cambiado, sí, pero a la vez, hay aspectos que persisten: la precariedad, el rebusque, la desesperanza, la capacidad de resistencia y la creatividad, la adaptabilidad, el dolor, el miedo han permanecido.
Recuerdo emocionada los relatos escuchados al calor de la conversa, en medio de la lluvia, acompañados de un chocolatico con pan, donde mujeres y hombres nutabes que buscan la recuperación de sus orígenes, expresan pensamientos y sentires sobre su realidad actual. La vida me permite ENTRETEJER vivencias, COMPARTIR expectativas, saberes, sueños con seres que, en medio del olvido, no se olvidan, recuerdan, avivan sus memorias ancestrales, afirman su dignidad de ser quienes son.
Escucho palabras contundentes, frases de orgullo y valentía por las vidas que resisten, por aquellas que, a pesar del exterminio de familias, amigos, coterráneos, se saben dignas y exigentes, ante las autoridades estatales, al ver restaurados sus derechos, sin dejarse “manosear ni utilizar” por el gobierno de turno que promete tal vez aquello que no ha de cumplir, pues esta ha sido la constante. Me encuentro con un grupo de mujeres niñas, adultas, jóvenes, que en sus diversidades encuentran puntos en común. Practican un deporte tradicionalmente masculino, el boxeo; y entablan conversas que las llevan a RECONOCERSE desde un lugar social común, ser féminas, cuyas oportunidades y posibilidades son un reto cada día tanto en sus vidas íntimas, comunitarias como públicas. Un lugar que se atreven a ASUMIR, transgrediendo incluso patrones culturales, haciéndose incómodas para quienes invalidan sus búsquedas de libertad y mejor vivir.
El proyecto que realizamos en la Honda y la Cruz es todo eso y mucho más. Es RECUPERAR estas vivencias sentidas a partir de la escucha atenta, la mirada que contempla la emoción de quienes permiten el hacer conjunto. Vivencias que se hacen experiencias, experiencias que, al ser reflexionadas, avivan mi corazón y mi cerebro, potencian la imaginación, recrean las ganas de servir de puente, puente vivo que sueña, que crece, que enlaza sus lianas y bejucos para enraizarse, para posibilitar el ser nos-otras, nos-otros en común-unidad.
*Luz Amparo Tobón Patiño es feminista, gozante de procesos comunitarios y populares en diversos lares en su amado país. Se formó como trabajadora social en una universidad pública. Le gusta el tejido, la poesía y el chamanismo… Se dice mirona por excelencia: disfruta de ver los paisajes boscosos, las corrientes de agua, los cielos estrellados, los días soleados y las tardes de lluvia.
[i] “Desarrollo social de población afectada por el conflicto armado y por la crisis del COVID19 para la promoción de la resiliencia individual y social, la defensa de los Derechos Humanos y la construcción de una cultura de paz en Medellín”,