Autor: Hugo Huerta
1 abril, 2024

Hace miles de años, los seres humanos se juntaron alrededor de una persona que les empezó a contar una historia. Luego le sumaron música y bailes. Años después, en Grecia, alguien decidió escribir estas historias para representarlas de manera seguida en masivas puestas en escena. Y por eso, ahora tenemos el teatro, y cada 27 demarzo lo celebramos con el Día Mundial del Teatro.

De acuerdo, igual todo el proceso es más complejo, pero como en esa época no existía Internet ni los móviles, dejar constancia de cuándo y cómo comenzó el teatro es complicado para los historiadores. 

Rituales y ceremonias como evento. 

Sé que la mayoría hemos estudiado que el teatro tiene su origen en Grecia entre los siglos V y IV a.C pero ¿surgió de repente? Obviamente no. El teatro no nació como un hongo, no brotó de la nada. Todo tiene una semilla, un orígen primigenio. 

En este caso los expertos -personas que estudian durante muchos años para que los demás mortales aprendamos cosas- coinciden en que, si bien no era una representación teatral como lo que entendemos hoy en día, los ritos y ceremonias prehístoricas de agradecimiento por las cosechas y la caza podrían haber propiciado que en Grecia decidieran juntarse a crear las tragedías. 

Una curiosidad: aunque entonces no tenían Instagram para ver que estaban haciendo otras personas, todas las culturas tenían sus propias ceremonias parecidas. Desde Mesopotamia hasta los Mayas, y eso que les separaban más de 10.000 kilómetros. Por si pensabas que ahora estamos más conectados que antes. 

Ahora sí, Grecia.

Como no quiero que ningún profesor me revise las notas del Instituto, hablemos de Grecia. 

Sí, el arte dramático más similar al actual nació en la época de las togas y las sandálias: la Grecia Clásica. Un momento de esplendor histórico cultural y artístico. Cualquiera diría que el haber tenido casi dos siglos de paz prácticamente ininterrumpida hubiera favorecido a que la gente se dedicará a otras cosas más provechosas. 

Al principio de esta época, vive nuestro protagonista: Tespis. Y digo protagonista porque se le considera el primer actor de la Historia. ¿A que ahora te parece injusto que los Oscars no se llamen los Tepsis? No tiene el mismo marketing claro, pero al menos tendría base histórica. 

Volvamos a la Atenas del siglo V a.C. Allí vivía Tepsis, creando obras de teatro y actuando en ellas, como buen emprendedor de los de la época. Tan bueno, que Aristóteles le atribuye a él la creación de la tragedia griega. Según los escritos de la época, fue Tepsis quien comenzó a dialogar con los que hasta entonces interpretaban al personaje del coro -grupo de personas que recitaban las obras, pero sin diálogo- introduciendo así el enfrentamiento entre partes que se convertiría en la base del teatro moderno. Como ser el creador de los diálogos no le parecía suficiente, el bueno de Tepsis inventó también el prólogo. 

Con todo esto a sus espaldas, cualquiera pensaría que nuestro protagonista pudo disfrutar de una vida de éxitos y una jubilación sin preocupaciones, pero como Tepsis inventó la tragedia y no las comedias románticas, su final no fue de comer perdices. A pesar de haber contribuido al esplendor del teatro ateniense, se enfrentó a uno de sus gobernantes, Solón, y eso le costó el destierro. Sin poder volver a su ciudad, Tepsis subió a su carro y comenzó a recorrer las poblaciones griegas para seguir representando sus obras, lo que hace que podamos atribuirle otro invento: las giras. 

Si alguna vez escucháis que dicen “subirse al carro de Tepsis” están hablando de salir de gira, no de ir a los caballitos.

máscaras griegas del teatro

Te toca.

Te has quedado con el gusanito. No es una pregunta, lo sé porque todos nos quedamos con esa sensación de querer más del teatro. De querer aportar también.

Aportar, por ejemplo, ayudando a que nuestra sociedad sea un poco mejor. 

Si te gusta el teatro como alumno o si eres profe y quieres implementar la diversidad en tus aulas de una manera divertida, te presentamos #DesactivaTusPrejuicios, una iniciativa con la que queremos que el teatro sea el vehículo para conseguir una juventud que le plante cara a los discursos de odio y la intolerancia. Porque en el teatro todo el mundo es igual, y  tenemos que aplicar este principio a nuestros días. 

¿Quieres participar? Elabora un texto teatral o representa una pieza breve  o, incluso, alguna propuesta o iniciativa para desarrollar la metodología en tu entorno social próximo. ¡Preséntalo aquí y concursa para ganar el premio!

Ahora te toca a ti formar parte de la historia del teatro.