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La protección online, ¿una tarea pendiente?

La infancia y la adolescencia constituyen un tercio del público de Internet.  En este contexto, los y las adolescentes buscan en el mundo online, poder poner a prueba sus relaciones sociales, explorar los límites de su sexualidad, experimentar emocionalmente y buscar información que, a menudo, cuesta ser respondida desde el mundo adulto.

No obstante, no todos los contenidos a los que acceden en Internet son adecuados para estas franjas etarias. En este sentido, la NSPCC –organización dedicada a la seguridad online de los/as niños/as y adolescentes de Reino Unido- proporciona algunos datos en torno a esta problemática. Así, según un estudio de la NSPCC y el Comisionado para la Infancia de Reino Unido, más de la mitad de los y las 1.700  adolescentes entrevistados/as, habían sido expuestos a contenidos pornográficos online, de los y las que un 94% aseguraba que habían accedido a estos contenidos sin darse cuenta, es decir, a través de ventanas emergentes. Además el 65% de ellos/as, consideraba que era necesario que la esfera online estuviera más protegida de contenidos violentos y pornográficos.

Teniendo en cuenta esto, desde plataformas como NSPCC se pide que las plataformas virtuales tengan la obligación de asegurar que los/as niños/as y adolescentes trabajen bajo el paradigma de la protección del menor, al igual que es obligatorio hacerlo en el mundo offline. En este sentido, desde la NSPCC se pide que la protección del menor en el ámbito online,  se trabaje a partir de un conjunto de normas mínimas -aplicables a redes sociales, empresas de telecomunicaciones y otros proveedores de comunicaciones- que aseguren que la seguridad y el bienestar de los/as niños/as y adolescentes en Internet, sea la principal premisa de trabajo.

Para que esto pueda llevarse a la práctica, y tal y como se informa en la web del London School os Economics, es necesario que el desarrollo de un código de normas incluya a la industria, el mundo académico, las organizaciones de protección a la infancia y, fundamentalmente, a los/as niños, adolescentes y familias que navegan habitualmente por Internet.

Así, parece que para que sea factible y eficaz la protección online, es necesario que -al igual que en cualquier evaluación en materia de seguridad- se analicen los puntos fuertes y los riesgos de Internet, pero que, en paralelo, se reconozca que un buen uso de Internet también puede ser un medio de aprendizaje, capacitación, autoexpresión y conexión con los y las demás.