*Inés Baratech
Cada 21 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, una fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2003. Este día invita a reconocer la pluralidad de culturas, lenguas, saberes y formas de vida que enriquecen nuestras sociedades. En Colombia, esta conmemoración adquiere una dimensión especial: somos un país profundamente diverso, compuesto por múltiples pueblos indígenas, afrocolombianos, raizales, palenqueros y una población mestiza que, en su conjunto, expresa una identidad cultural compleja, dinámica y profundamente viva.
La diversidad étnica y cultural en Colombia no es solo un dato demográfico; es el fundamento de la identidad nacional, tal como lo reconoce la Constitución Política de 1991, que establece que “la Nación es pluralista, multilingüe y multiétnica” (Constitución Política de Colombia, 1991, Art. 7). Esta pluralidad se expresa en las formas de habitar el territorio, en la organización social, en las más de 65 lenguas que se hablan en el país, en la espiritualidad, en los conocimientos ancestrales y también en las resistencias históricas frente al despojo, la violencia y la exclusión.
En esta conmemoración, resulta clave integrar una mirada feminista e interseccional, que permita visibilizar cómo esta diversidad también atraviesa los cuerpos, las vidas y las luchas de las mujeres. Las mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas no solo encarnan la riqueza cultural de sus pueblos, sino que han sido y son protagonistas de los procesos de defensa del territorio, del cuidado de la vida y de la construcción de paz, muchas veces desde el silencio, el dolor y la invisibilizarían. Reconocer sus luchas desde su diversidad implica también comprometerse con la garantía de sus derechos (Ruta Pacífica de las Mujeres, 2019).
En este marco, el inicio del proyecto liderado por la Ruta Pacífica de las Mujeres, junto a Fad Juventud con financiación de la Generalitat Valenciana, que se implementa en los departamentos del suroccidente colombiano: Putumayo y Nariño y que comenzó el 1 de mayo de 2025, busca contribuir a la construcción de paz y la garantía de derechos de las mujeres en sus diversidades, jóvenes y adultas, en una región históricamente golpeada por el conflicto armado y los intereses extractivos sobre sus territorios.
El departamento de Putumayo es hogar de pueblos indígenas como los Inga, Cofán, Siona, Kamentsa, Coreguaje, Murui Muina, entre otros, además de comunidades afrocolombianas migrantes y población mestiza. Esta riqueza cultural convive con los desafíos de militarización, explotación de recursos naturales y desplazamiento forzado. Aun así, las mujeres de estos territorios sostienen la vida y reivindican sus saberes como formas de resistencia.
El proyecto busca mejorar las condiciones de vida de las mujeres y de sus organizaciones, mediante procesos de formación, fortalecimiento económico, estrategias de autocuidado, autoprotección e incidencia política. Desde un enfoque de derechos y con respeto por la diversidad cultural, esta iniciativa reconoce que no hay paz posible sin la participación plena de las mujeres ni sin el reconocimiento de las múltiples formas de ser mujer en Colombia.
La conmemoración de esta fecha y el inicio de este proyecto que fortalece las apuestas territoriales, reafirman que hablar de diversidad no es solo un acto simbólico, sino una práctica política. Es reconocer las múltiples formas de vida que coexisten en el país, dignificarlas, y garantizar que las mujeres, en su pluralidad de identidades y experiencias, tengan un papel central en la construcción de un país más justo, incluyente y en paz.