El pasado 14 de marzo numerosas personas expertas en el ámbito de la salud reproductiva se reunieron en la sede de la ONU para hablar de su importancia en el desarrollo socio-económico sostenible. En concreto, la necesidad de fomentar la inversión en la escolarización y la salud reproductiva de las mujeres jóvenes, se articuló como el eje central del encuentro.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), actualmente hay más 600 millones de chicas adolescentes con necesidades específicas, cuyo bienestar no sólo es esencial para ellas mismas, sino también para el conjunto de la sociedad global. En este sentido, los estudios del UNFPA muestran que por cada año que una adolescente progresa en el ámbito escolar, sus ingresos aumentan hasta en un 20 por ciento; algo de especial importancia toda vez que los datos de ese mismo estudio señalan que la mayoría de las mujeres tienden a reinvertir sus ingresos en sus familias (en una cantidad dos o tres veces mayor que la que destinan los hombres).
En el evento, organizado por ONU Mujeres y el UNFPA, se habló de la peligrosidad con la que tienen que lidiar cotidianamente las adolescentes para ir a clase en diversas partes del mundo, dadas lassituaciones bélicas en las que muchos países se ven envueltos; así como la vulnerabilidad sexualfemenina, que se acentúa en estas situaciones. En este sentido, se puso de manifiesto la urgente necesidad de velar por los derechos sexuales de las mujeres y niñas, poniendo en marcha programas de actuación contra la violación sistemática de mujere en situaciones bélicas.
Cuestiones como la mutilación genital femenina, los matrimonios precoces o la feminización de la pobreza, también fueron asuntos clave del evento. Sobre ello, se habló de la necesidad de incluir suerradicación como uno de los objetivos prioritarios de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Así, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que comprenden la Agenda involucran a toda la sociedad global en lo concerniente a la generación de escenarios vitales capaces de garantizar el acceso a la información sobre la salud sexual y reproductiva de niñas y adolescentes, así como servicios que ayuden a evitar los embarazos no deseados y detener la propagación de enfermedades de transmisión sexual. Consecuentemente, la lucha contra el sexismo y la violencia, es una tarea que compromete a toda la sociedad internacional de forma urgente, pues los efectos a menudo resultan irreversibles y devastadores a nivel personal y social.