*Mar Herranz
Este mes de noviembre he tenido la suerte de poder visitar la comuna 8 de Medellín, con motivo del desarrollo del proyecto “Enclave”, que desarrollan Fad y Surgir gracias al apoyo de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID). Tener la oportunidad de visitar el terreno acompañada del equipo de nuestro socio local me ha llevado a escribir este post y a afirmar que es necesario dar a conocer al mundo esas realidades.
Medellín es la capital del departamento de Antioquía. Es la segunda ciudad más poblada de Colombia, contando en la actualidad con más de dos millones y medio de habitantes. Se estructura en dieciséis comunas, muchas de las cuales han ido creciendo en las colinas que rodean el centro de la ciudad. Corresponden en su mayoría a asentamientos de población desplazada que procede de zonas rurales deprimidas y que se ha visto obligada a instalar sus viviendas en lugares un tanto inhóspitos, en condiciones de habitabilidad bastante difíciles, dado que los territorios en los que se ubican no disponen de servicios higiénicos ni sociosanitarios suficientes. El resultado es una ciudad de contrastes, con una parte de edificios y rascacielos muy modernos y otra en la que las viviendas improvisadas se amontonan formando una estructura que se parece mucho a las favelas de Río de Janeiro.
El proyecto que Surgir ha llevado a cabo desde junio de 2018 y que finaliza este mes de noviembre lleva por nombre “Mejora de los procesos de inclusión social y laboral en población desplazada de la comuna 8 de Medellín-Colombia, para el desarrollo de una cultura de paz (0DH020/2017)”. Denominado de forma coloquial “Enclave”, ha tenido lugar en la comuna 8, uno de los barrios que cuenta con un amplio número de población desplazada, en su mayoría afrodescendiente, que dispone de muy pocos recursos para encontrar fuentes de ingresos y formas de vida dignas. El proyecto se ha dirigido sobre todo a las mujeres, que son las que más difícil lo tienen en este contexto, no solo porque su porcentaje sea mayor sino, fundamentalmente, porque debido a las condiciones de vulnerabilidad del sector, han tenido que asumir la responsabilidad de ser las únicas proveedoras económicas en sus hogares y porque son las que más padecen la discriminación de género, además de un alto riesgo de ser víctimas de acoso sexual y laboral.
Esta comuna 8, Villa hermosa, tiene una población mayoritariamente joven (la población menor de 50 años representa el 83% del total y concretamente el rango entre 10 y 19 años representa el 20%). Este franja de edad cuenta con muy pocas oportunidades, capacidades y opciones para el acceso a la educación y al contexto laboral. Además, sufre una doble exclusión: primero, por su condición de desplazada, habitando un territorio que tiene sus propias dinámicas, formas de relacionarse, y diferentes características culturales; y, segundo, porque padecen las consecuencias de que la comuna 8 sea uno de los sectores que ha sido estigmatizado como uno de los más violentos de la ciudad, lo cual aleja a las personas de oportunidades socio-laborales.
Por eso, Surgir ha dirigido sus acciones a dos ámbitos: por un lado, al ámbito educativo en el que se ha formado a escolares en temas de mediación en dos Instituciones educativas (IE), la IE Joaquín Vallejo, sede Altos de la Torre, y la IE Sol de Oriente, sede Beato Domingo Iturrate, situadas ambas en la parte más alta y de difícil acceso de la comuna; y, por otro lado, se ha trabajado para fortalecer el tejido comunitario, habiéndose identificado 13 grupos ya constituidos, a los que se ha ofrecido apoyo, tanto en infraestructuras como en materiales, así como asesoría técnica para fortalecer su posición en la comunidad y potenciar su continuidad. Asimismo, se han fomentado 10 microemprendimientos para jóvenes y mujeres cabezas de familia, con el objetivo de facilitar una vía de sustento con sostenibilidad en el tiempo.
En esta ocasión, además de visitar el terreno específico de actuación y de poder trabajar con el equipo de la oficina de Surgir (porque también hay que hacer mucho trabajo de oficina para una correcta ejecución de los proyectos) tuve la oportunidad de hacer un recorrido por la comuna 13 que me ha permitido conocer historias de vida que son ejemplos maravillosos de resiliencia. Historias como la del guía acompañante que nos explicó cómo surgieron los asentamientos y que nos narró cómo su propia familia construyó su casa y cómo él mismo fue preso de la violencia de las bandas. Él tuvo la suerte de poder darse cuenta de que había forma de salir de esa situación y ahora es guía de uno de los espacios más premiados internacionalmente por su capacidad de transformación social. Porque vivir en la comuna 13 era un estigma para poder acceder a cualquier trabajo y ahora, en cambio, sus habitantes muestran orgullosos sus rincones: sus artísticos graffiti, sus tiendas de frutas, sus agradables locales para tomar un buen “tinto” colombiano, sus centros culturales, sus puestos turísticos y sus escaleras mecánicas.
Y es que, como decía, Medellín es una ciudad de contrastes y uno de los que más llama la atención es el transporte con el que se accede a algunas de estas comunas. Por ejemplo, esas escaleras mecánicas que parecían una utópica idea se hicieron realidad y hoy existen seis tramos que permiten el cómodo acceso a la parte más alta de la comuna 13. Y también el metrocable, que esun teleférico que permite el acceso rápido y asequible a los lugares más altos, esquivando los grandes desniveles que forman las colinas en muy poco tiempo. Este medio de transporte ha solucionado los problemas de acceso de gran parte de la población y ha supuesto una mejora en las condiciones de vida de muchos de los habitantes al facilitar la movilidad en la ciudad y proporcionar medios para llegar a los puestos de trabajo. Desde allí arriba, una recupera la certeza de que algunos sueños sí se pueden cumplir y de que la realidad se puede transformar a base de ir subiendo peldaños con los pequeños sueños…
*Mar Herranz es licenciada en Geografía e Historia, Experta en Documentación, Máster en Cooperación al Desarrollo y Máster en Educación Intercultural. Cuenta con más de 30 años de trayectoria profesional en Fad y ha dedicado los últimos diez a la gestión de subvenciones para proyectos de Cooperación en América Latina y de Educación para la Ciudadanía Global en España, todo ello con el fin de construir de un mundo más justo, menos desigual y más sostenible. Segoviana de nacimiento y madrileña de adopción, Mar es una viajera incansable que siempre encuentra la manera de conocer paisajes, personas y formas de vida que le ofrezcan otras miradas y perspectivas.