Asomando la patita, una nueva DANA parece que se adentrará estos días en nuestro país. Y es que este tipo de fenómenos atmosféricos parecen ser la «nueva normalidad» del cambio climático. Lo que nos lleva a reflexionar sobre el activismo medioambiental y la juventud. Por eso, hemos invitado a Planeta Joven, en una conversación a dos voces, a Xavier Moraño y Xavier Guiteras-Vila. Los dos “Xavieres” son investigadores de Empírica, expertos en análisis de mercado y redes sociales, y autores, junto con Fad Juventud, del estudio La juventud española ante los retos del cambio climático. Estudio sindicado.
DESAFECCIÓN ANTE EL ECOLOGISMO POR PARTE DE LA JUVENTUD
Vuestra investigación [1] afirma que “entre 2019 y 2023 cae drásticamente el porcentaje de jóvenes de 16 a 24 años que ponen en el centro de sus vidas la sostenibilidad y su preocupación por el cambio”. ¿Ha tenido algo que ver la pandemia? ¿Esperabais este resultado u os sorprendió esta desafección?
X. Moraño: Yo no me lo esperaba. Nuestra cámara de resonancia mediática, echo chamber, nos decía todo lo contrario. Ahora todo el mundo está muy preocupado y recuerdo que, en 2020 y 2021, había mucha incredulidad respecto a esta desafección hasta en los propios movimientos activistas o gente más concienciada.
X. Guiteras-Vila: El movimiento activista juvenil antes tenía mucha visibilidad. Ahora, docentes se sorprenden de que los chicos y chicas no tengan actitudes tan proambientales como se supone desde ambientes más mediáticos. El cerebro no se puede volver loco y preocuparse por todo. Con tantas problemáticas que compiten, la pandemia pudo arrinconar esta preocupación por el cambio climático. Este descenso es multifactorial.
X. Moraño: Aunque quieras atribuirle a una causa un factor, es muy complicado, porque han pasado tantas cosas de golpe con la pandemia que todavía se va viendo cómo cambian las respuestas en un análisis longitudinal. Tras la pandemia: conflicto bélico en Europa, inflación… fenómenos que se van olvidando y te van dejando poso. Por salud mental tienes que priorizar esas problemáticas, sobre todo aquellas que crees no poder solucionar, y eso puede generar frustración y malestar.
LA “ANSIEDAD PRÁCTICA” Y LA “ANSIEDAD PARALIZANTE” EN LA SALUD MENTAL JUVENIL
Hablando de ese malestar, un 25% de jóvenes dice que el cambio climático ha aumentado su ansiedad, conforme a una investigación de Fad Juventud [2]. ¿Qué pueden hacer los y las jóvenes para no agotarse emocionalmente mientras siguen dando todo por el clima?
X. Moraño: La ansiedad en sí no es el problema, porque puede ser positiva y práctica. El hándicap es el escenario que le estamos ofreciendo a las y los chavales: el cambio climático existe y va a complicar mucho el futuro, pero no está en sus manos cambiarlo. Esto les genera frustración, negación, desconexión. Cuando les preguntas qué harían ante una noticia colapsista, no saben qué hacer, y es normal, porque ni siquiera saben dónde hay que ir para ayudar.
X. Guiteras-Vila: Lo relevante es saber canalizar esta ansiedad, las emociones, y no evitarlas. Dar la opción a la juventud o hacerle ver que es factible aportar y formar parte activa en la lucha contra el cambio climático. De lo contrario, esta ansiedad mal canalizada puede derivar incluso en intentar huir de la problemática, ignorarla o incluso convertirse en negacionista.
He estado viendo la serie documental Hope!, y de ahí me surge esta pregunta al hilo de vuestro análisis: ¿cómo se puede equilibrar el tecno-optimismo o esperanza tecnológica con la responsabilidad personal y colectiva entre la juventud?
X. Moraño: Depende de las soluciones tecnológicas. Si le dices a la gente que la tecnología lo va a solucionar todo, directamente eliminas de la ecuación a los chavales; estás dando a entender que su papel en todo ello no importa. En nuestro informe el tecno-optimismo se refiere a que estás dando un optimismo que no está fundado en la realidad.
X. Guiteras-Vila: De hecho, en algún otro estudio hemos visto que las personas que tienen más fe ciega en la tecnología o en la ciencia como solución al cambio climático demandan menos políticas públicas para frenar el cambio climático. En ese sentido, el tecno-optimismo es peligroso: supone un freno al despliegue de políticas públicas.
Y ¿cómo se puede incluir a la juventud en el activismo de la solución? En referencia a lo anterior, ¿cómo se puede comunicar el tecno-optimismo de manera responsable para evitar caer en ese greenwashing emocional?
X. Guiteras-Vila: Quizás evitar el término tecno-optimismo. Trasladar el mensaje de que la tecnología, la ciencia, nos pueden ayudar en ciertas cosas, y la comunidad científica también tiene que hacer un esfuerzo para hacer llegar sus conocimientos y sus nuevos descubrimientos, pero sin caer en el error de transmitir una fe ciega tanto en la ciencia como en la tecnología.
Gana relevancia la apariencia entre los y las jóvenes, el estilo de vida de los españoles en su forma de vestir, ¿a qué creéis que se debe?
X. Guiteras-Vila: La importancia que se le da a peinado, viajes, ir al gimnasio… elementos más superficiales, va asociado a una pérdida de la relevancia que los y las jóvenes otorgan a la política. Aunque no tenemos la respuesta definitiva, lo interpretamos en clave redes sociales. Han aparecido influencers con una gran capacidad de persuasión y de llegar a la gente más joven, y esto hace que se desvíen un poco de la importancia que se le podía dar a la política, al medio ambiente, etcétera.
X. Moraño: Y el tipo de redes influye, porque las que más han crecido en estos últimos años son redes visuales. O sea, TikTok, Instagram… Lo importante es lo que se ve, y es lo que estás proyectando al mundo.
X. Guiteras-Vila: De hecho, como impresión propia, salgo a la calle y veo que la juventud lleva más o menos el mismo peinado y tipo de ropa. Hace veinte años había tribus urbanas, y cada cual seguía su estética. Las redes sociales han provocado un estilo de vestir y de peinarse normativo.
Y en esto que mencionáis de la importancia creciente entre la juventud de la apariencia física, el gimnasio, el maquillaje… ¿creéis que estas dinámicas son solo distracciones o pueden ser un puente para hablar de sostenibilidad?
X. Moraño: Como investigador no lo veo como amenaza a nivel climático. Hemos tenido una época en la que los influencers hablaban mucho de sostenibilidad, y es probable que alguna de esas campañas estuvieran pagadas y ahora no, porque han dejado de mencionarlo. Todo se retroalimenta. ¿Hasta qué punto los influencers marcan tendencia si son esclavos del algoritmo y del patrocinador? Las redes sociales son más superficiales, más visibles, porque sirven de tarjeta de presentación a los y las jóvenes. No estamos sabiendo entender qué podemos hacer para que se vean como algo más que una cara bonita. Aunque no pasa nada por ser una cara bonita si quieren.
¿Hasta qué punto eventos extremos pueden actuar como catalizadores de la acción climática juvenil? ¿Es un efecto sostenido o fugaz?
X. Moraño: Tenemos validado que sí, que se implican más y, sobre todo, si saben que ante un desastre pueden formar parte de la solución. Vimos que esa desconexión se debe mucho a que no les estamos sabiendo escuchar ni animar para que formen parte. Con la DANA en Valencia se movilizaron muchísimos jóvenes para ayudar, pero por datos que tenemos, vemos que es fugaz, probablemente porque es agotador ver la cantidad de noticias impactantes o alarmantes que recibimos cada día.
X. Guiteras-Vila: De hecho, en este último estudio [1], el desarrollo de la encuesta coincidió justo con el episodio de la DANA. Y de esta manera pudimos comparar las opiniones de los jóvenes antes y después de este evento. En un primer momento, la preocupación por el cambio climático creció casi once puntos. Dos meses más tarde, volvimos a hacer otra encuesta y vimos que la preocupación por el cambio climático había dado un bajón a niveles pre-DANA.
X. Guiteras-Vila: Nos olvidamos rápido y aparecen nuevas problemáticas.
X. Moraño: Y por bienestar mental. La pandemia de 2019 y la DANA de Valencia han sido algo distópicas. Esta clase de eventos alarmantes, graves, traumáticos, y cada vez más frecuentes, parecen ya muy lejanos porque tienes que seguir tu vida. No podemos exigir estar preocupados a todas horas. Esto cada vez es más complicado con la exposición mediática que tenemos.
Hablando de bienestar mental, ¿qué características deben tener las narrativas post-catástrofe, como la DANA, para que no generen más ansiedad sino compromiso entre los y las jóvenes?
X. Moraño: La acción colectiva, es decir, invitar a la juventud a formar parte de la solución, funciona muy bien, y que esa solución sea el relato principal. De hecho, muchos movimientos colectivos fueron totalmente espontáneos.
X. Guiteras-Vila: Y esto entra un poco en contradicción con la lógica de los medios: lo importante es conseguir el clic, cuando lo que más vende es la catástrofe. Lo constructivo sería que los medios de comunicación colaboraran en trasladar un mensaje más efectivo de cara a la concienciación de la población.
Con esto que comentas, y según vuestro estudio, factores como la culpa, el elitismo o el postureo desmotivan a las personas jóvenes. ¿Qué responsabilidad tiene el lenguaje y la forma de comunicar la crisis climática en este desencanto?
X. Moraño: La juventud recibe un nivel de culpabilización demasiado grande y muy injusto. A veces reforzamos esa idea al decir que están desconectados. Es clave ofrecer opciones concretas de participación y escucharlos, porque muchas veces proponen soluciones más ambiciosas y comunican sus frustraciones.
X. Guiteras-Vila: Es importante evitar los dogmatismos también, que no sientan que es un conjunto de conocimientos que les viene de arriba. Todos tenemos contradicciones, y saber lidiar con ellas es clave para no tener ansiedad ni sentirse mal.
X. Moraño: Estos y estas chavalas realmente quieren, prefieren tener un impacto positivo en el mundo. Solo hay que preguntarles cómo ayudarles y crear un enlace con esas motivaciones que ya tienen.
Está conectado con algo que mencionáis en la publicación: los cinco estímulos clave que motivan son la esperanza, unión, rebeldía, amor y argumentos. ¿Cuál de estos opináis que tiene hoy más potencial movilizador entre la juventud?
X. Moraño: La esperanza es fundamental para estar predispuesto a participar. Creer que lo que tú vas a hacer va a funcionar es un aliciente emocional y, más allá, la convicción de que va a tener un impacto positivo. En nuestro estudio vemos que una noticia tan discreta como la reforestación de una zona desértica en España logró unir esfuerzos de activistas, agricultores y sociedad civil. Normalmente somos parte de un desastre que no sabemos resolver. Por eso hay que buscar maneras de explicar las cosas y estimular esas emociones de esperanza, ilusión o unión para activar a esos jóvenes.
X. Guiteras-Vila: Y respecto a la rebeldía, es curioso, porque hace veinte años el hecho de llevar a cabo conductas proambientales era rebelde, rompía con lo que hacía la gente adulta, era sexy. ¿Qué ha pasado ahora? La cara positiva de la moneda es que se ha convertido en un ideario que ha calado mucho en la sociedad. La cara negativa es que, al mismo tiempo, esto ha provocado que resulte menos atrayente entre la población joven porque ya no lo ven como algo rompedor con lo que diferenciarse de las generaciones anteriores.
Teniendo en cuenta esa “rebeldía” y los resultados del Barómetro Juvenil 2019 de Fad Juventud [3], que en este sentido siguen en vigor, ¿cómo pueden las instituciones recuperar la confianza de la juventud para impulsar políticas climáticas con mayor respaldo social?
X. Guiteras-Vila: Sería complicado diferenciar las políticas climáticas del resto de políticas. Es clave acercar la política institucional a los jóvenes para que la sientan como algo propio.
X. Moraño: Los y las jóvenes necesitan ver las soluciones más cercanas y más positivas. Hay que evitar etiquetas vacías y la politización del cambio climático, que es totalmente interesada. Existe un amplio consenso social sobre la amenaza del cambio climático, pero los discursos grandilocuentes y desconectados de la realidad dificultan su comprensión.
X. Guiteras-Vila: En un estudio sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) [4] vimos que, después de mostrar a qué se refiere concretamente cada ODS, la opinión positiva crecía muchísimo. Si no se explica bien, otras personas, de manera interesada, lo rellenan con sus rasgos ideológicos.
X. Moraño: Es complicado que la política sea responsable y no utilice de manera perversa este tipo de etiquetas. Si la gente ve beneficios inmediatos en la acción climática, va a estar más receptiva e implicada.
X. Guiteras-Vila: Hay discursos políticos que entran en contradicción con un amplio consenso científico. Aunque tradicionalmente asociado a la izquierda, el discurso político sobre sostenibilidad tendría que ser transversal a lo largo de todo el espectro ideológico
¿Qué tipo de herramientas imagináis para reconectar con las personas jóvenes?
X. Moraño: Hay una atomización de los movimientos juveniles y quizá deberían ser más transversales y con un discurso unificado. Visibilizar proyectos y acciones que sean ilusionantes y tengan impacto positivo puede abrir la puerta de la participación a chicos y chicas que tienen esa inquietud latente. Pero no es sencillo: no encuentran la confianza para acercarse a un movimiento del que conocen poco. Otra herramienta que nosotros usamos mucho son esas jornadas, tertulias y juegos de escucha y empoderamiento para jóvenes que llevamos a cabo en diferentes universidades. Sobre todo, en la Universidad de Castilla-La Mancha, en Talavera, donde organizamos juegos, tertulias, talleres… y lo que hacemos es escucharlos. Y escuchándolos aprendes un montón.
X. Guiteras-Vila: Y aprender al mismo tiempo, que esto también es importante: conocer cuáles son las motivaciones y preocupaciones de la gente joven, porque a veces hablamos por ellos sin conocerlos.
A partir de vuestro estudio, ¿qué sugeriríais a los investigadores e investigadoras que se puede hacer a partir de aquí?
X. Moraño: En la última investigación hicimos un pretest en el que nos quedó claro que es fundamental analizar qué tipos de mensajes se deberían usar para llegar de una manera rigurosa (pero conectando y motivando), ver qué impacto estamos teniendo, preocuparnos por una comunicación consciente. Es decir, saber qué estamos generando en la gente, porque no podemos quedarnos fuera de la ecuación: somos responsables también de la deriva del mundo, de la opinión de la juventud y de la implicación o del desánimo.
X. Guiteras-Vila: En ámbitos académicos se han estudiado mucho los factores sociales asociados a las conductas ambientales, y se ha centrado menos en algo de vital relevancia: todo lo relativo a las emociones, a un nivel de estudio más individual, incluso psicológico.
[1] VV.AA. (2025). La juventud española ante los retos del cambio climático. Estudio sindicado. Madrid: Clikoala, GIPSAMB, Universidad de Castilla la Mancha, Clickoala y Empírica.
[2] Zaragozá, E., Ospina, S., Moliner, A. y Sabín, F. (2024). Posturas juveniles ante el cuidado de su salud y la sostenibilidad medioambiental. Madrid: Centro Reina Sofía de Fad Juventud. https://doi.org/10.5281/zenodo.13735914
[3] Rubio, A., Sanmartín, A., Tudela, P. y Ballesteros, J.C. (2019): Barómetro juvenil 2019. Madrid: Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fad DOI: 10.5281/zenodo.3378745
[4] VV.AA. (2025). El consumo sostenible en España 2025. Sexta Ola. Madrid: Clikoala, GIPSAMB, Universidad de Castilla la Mancha, Clickoala y Empírica.https://clickoala.com/producto/informe-el-consumo-sostenible-en-espana-2025-version-resumida/