En el Laboratorio de Innovación de Kosovo de UNICEF, se generan ideas sobre innovación social y, además, se investiga acerca de cómo la tecnología puede ayudar a que adolescentes y jóvenes salgan de las situaciones de exclusión y vulnerabilidad que –heredadas de la guerra- padecen. En este sentido, Joshua Harvey, director del laboratorio, cuenta en una entrevista publicada en la web de la Agencia Sinc, cuáles son los objetivos del laboratorio y cómo funciona.
El laboratorio comenzó a trabajar en 2010, como respuesta a las situaciones de pobreza, exclusión y privación de derechos que los y las adolescentes y jóvenes de Kosovo padecen, ante un contexto demográfico en el que las personas jóvenes constituyen el 50% del total de la población.
El laboratorio intenta ayudar a las personas adolescentes y jóvenes que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, a través del apoyo y la asesoría sobre emprendimiento e innovación social. Así, se pretende que los y las jóvenes comprendan los problemas y los retos de sus comunidades, a la vez que se les asesora para que diseñen soluciones que “se convierten en productos y servicios suministrados por empresas que ellos mismos pondrán en marcha”.
Un ejemplo de ello, es la aplicación Dita Jemeque, que desarrollada por un grupo de jóvenes con discapacidad, proporciona información en torno a la accesibilidad – o la falta de ella- de los espacios públicos de Kosovo. Otro ejemplo sobre las ideas que nacen en el laboratorio, es el proyecto Eco Solution, puesto en marcha por un grupo de chicas estudiantes de Química con el objetivo de desarrollar métodos baratos de filtración de agua que eliminen los metales pesados en pequeñas explotaciones agrícolas.
Así, resultan pables los efectos de proyectos como el laboratorio: jóvenes capaces de emprender sus propias acciones empresariales y que, además, ayudan a afrontar los problemas sociales de sus comunidades. No obstante, en el laboratorio no todo es emprendimiento; también se desarrollan programas orientados a mejorar y fomentar la participación juvenil en la vida política, con el fin de incorporar la perspectiva juvenil en el planteamiento de soluciones ante las violencias que sufre la población kosovar.
En esta mediación y generación de proyectos de innovación social, cada vez es más común resolver problemas complejos a través de soluciones tecnológicas de bajo coste, muchas de ellas basadas en el auge de la telefonía móvil. Un buen ejemplo de cómo las nuevas tecnologías están posibilitando mejorar las intervenciones sociales y humanitarias que se han venido realizando hasta ahora, es el proyecto Science for Change, que utiliza un hardware abierto que “permite que los y las jóvenes que viven cerca de las centrales eléctricas de carbón de Kosovo (que son unas de las más contaminantes de Europa), monitorizar la calidad del aire en tiempo real y utilizar estos datos para iniciar un diálogo sobre salud ambiental con los responsables políticos”.
Y es que, a través de iniciativas como el laboratorio de innovación de Kosovo, queda patente que la intersección de la intervención social, la investigación y la tecnología, es capaz de generar soluciones sostenibles y efectivas, que permitan mejorar la calidad de vida de la adolescencia y la juventud en situaciones de exclusión y vulnerabilidad social.