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El amor en los tiempos del ‘millennial’: Del mito del romanticismo al de la libertad

Este jueves es San Valentín y Tinder lo sabe, no en vano lleva semanas machacando con anuncios en el prime time de la parrilla de la tele y banners en redes sociales. Al bombardeo de las dating apps hay que sumar el de los trending topic como #SanValentín o #DíaEnamorados y la oferta de contenidos no aptos para diabéticos que Netflix y HBO proponen en febrero. Queramos o no, el amor está en el aire, aunque no de la misma forma que hace unos años porque, gracias a la influencia de los y las jóvenes, la concepción del amor del siglo XXI se parece bastante poco al romanticismo tradicional presente en los cuentos de hadas que nos contaron durante la infancia. Ellos y ellas han reinventado esta fecha y, como no podía ser de otra manera, lo han hecho con la ayuda de las redes sociales e Internet.

Pero, realmente… ¿los y las jóvenes todavía creen en el amor? Según datos del Barómetro de Juventud y Género 2017, elaborado en el marco del ProyectoScopio, herramienta del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, más de la mitad de ellos y ellas afirma tener pareja y el 26,51%, convive con su compañero o compañera sentimental. Y, a pesar de que el 40,3% está “poco o nada de acuerdo” con que las relaciones abiertas no puedan salir bien, una mayoría (78,1%) sigue apostando por una pareja tradicional.Eso sí, hoy en día el objetivo de tener novio o novia no es precisamente compartir planes de futuro (opción que contempla solo el 21,7% de los chicos y el 26,1 % de las chicas), sino divertirse juntos (según el 51% de jóvenes) o no tener secretos (36,8%).

Sin duda, uno de los grandes artífices de la revolución que San Valentín y el amor han experimentado en los últimos años ha sido el auge de las dating apps como fórmula para ligar a la carta. Atrás queda confiar en los designios del caprichoso Cupido o esperar a que el azar nos depare un encontronazo predestinado con la persona amada al doblar una esquina. Los y las jóvenes saben lo que quieren y, para conseguirlo, les basta con descargar una aplicación de unos pocos megas, rellenar un perfil en apenas unos minutos y hacer magia con los filtros de altura, peso, gustos en común y hábitos alimenticios que Tinder, Happn, Badoo o AdoptaUnTío les ofrecen. Nunca las flechas de Cupido fueron tan certeras y rápidas a la hora de encontrar un match que les permita pasar una velada agradable la tarde noche del 14 de febrero.

¡Ojo! Las flechas del amor de Internet vuelan mucho más alto de lo que unas cuantas aplicaciones móviles les permiten, también se clavan en el uso diario de las redes sociales. Lógico, teniendo en cuenta que, como ya hemos dicho muchas veces, gran parte de la socialización juvenil se realiza a través de estas plataformas. Entre las formas de ligar más frecuentes en el entorno social media encontramos extranjerismos como el orbiting, “rondar” a alguien interactuando con sus publicaciones en redes sociales; el zombieing, enviar mensajes de WhatsApp a una expareja en un momento de bajón; o el cushioning, práctica común cuando te has cansado de tu chico o chica y, antes de romper, ya buscas candidatos o candidatas añadiendo nuevos contactos a tus perfiles. ¡Ay del pobre Gustavo Adolfo Bécquer si levantara la cabeza e intentara ligar con una de sus rimas del siglo XIX! Quedaría irremisiblemente confinado en la friendzone.

Cabe añadir que el amor, el único sentimiento tan temido a la vez que deseado, también cobra mucha presencia a través de trending topics, memes, filtros de Instagram y otras tantas delicias de contenidos digitales que inundan el universo Internet para posicionar el día de San Valentín como una efeméride imposible de olvidar.

Otro de los retos que se propone el San Valentín del siglo XXI es cambiar la imagen tradicional del hombre que regala flores a una mujer para apostar por la visibilización de todo tipo de orientaciones sexuales. Aunque el activismo online y offline del colectivo LGTBI ha conseguido grandes logros, aún queda mucho camino por recorrer ya que solo la mitad de jóvenes reconoce vivir de forma “fácil” o “muy fácil” su orientación sexual, según también el Barómetro de Juventud y Género 2017 del ProyectoScopio. Nos consuelan datos de esta misma encuesta que indican que el 73,3% de ellos y ellas se sienten totalmente apoyados y comprendidos por sus amigos, aunque no tengan esa misma percepción con el entorno general que les rodea.

¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?, se preguntaba Raymond Carver en uno de sus relatos más famosos. Probablemente, la respuesta más acertada sería afirmar que cada persona habla de una cosa distinta porque cada una vive y entiende el amor de una forma diferente. Por eso confiamos en que el 14 de febrero de 2019 sea un San Valentín inclusivo e igualitario, que dé voz a todos y a todas, que contemple todas las orientaciones sexuales, que visibilice a solteros y solteras (que también se lo merecen) y que reconozca tanto ligues on y offline como relaciones esporádicas y amores eternos.