Mentiría si dijera que siempre quise ser gestora de redes sociales o community manager. Es algo que me vino dado y en lo que decidí formarme tras asumir este tipo de tareas en dos o tres trabajos consecutivos. Cosa de la causalidad, del destino o de la afinidad que algunas personas hayan podido ver en mí para desempeñar las tareas social media, creo que hablo con conocimiento de causa cuando digo que muchas veces mi profesión no se valora lo suficiente. Hoy, Día del Community Manager, le dedico este post a todas las personas que semana tras semana gestionan comunidades virtuales, regalan emojis, dinamizan contenido de valor, y llevan a cabo un brillante (y paciente) servicio de atención al cliente con una sonrisa (virtual) en los labios.
¿En qué consiste exactamente nuestra labor? Entre otras cosas, en aprovechar dos de las grandes ventajas de Internet, su alcance y ubicuidad, para que el mensaje que queremos transmitir, desde la empresa u organización que gestionemos, se escuche más alto, más fuerte y llegue a más personas.
En el caso de la Fad, las redes sociales son una canal más que potente para amplificar nuestra labor de sensibilización y conseguir que, a través del altavoz de Twitter, Facebook e Instagram, nuestras campañas sobre prevención de riesgos o promoción del desarrollo positivo juvenil lleguen a los ojos y oídos de personas que no pueden acompañarnos en nuestras actividades presenciales o que no consumen medios de comunicación tradicionales como la prensa o la televisión.
Estás pensando lo mismo que yo, lector o lectora, estas personas son, sobre todo, jóvenes, ese grupo etario que chapotea como pez en el agua digital y bucea en la web para informarse de la actualidad, relacionarse con sus amigos o documentarse para los trabajos de la “uni”. ¿Qué mejor forma de que les llegue nuestro mensaje que difundirlo en el entorno en el que se sienten más cómodos y receptivos? Este sería, pues, el leitmotiv del canal en Instagram @FadJuventud.
Otro de nuestro “grandes públicos” son los padres y madres, a los que queremos acompañar en el camino de la parentalidad positiva regalándoles herramientas útiles que les ayuden a afrontar las situaciones que abordarán a lo largo de este camino educativo. Desde Fad somos muy conscientes del poco tiempo del que disponen, de que la mayoría concilia como buenamente puede su vis laboral con su vis paternal o maternal. Por eso, a través de nuestras redes sociales, les ofrecemos parte de nuestros recursos en un formato audiovisual reducido que pueden consumir cuando y donde deseen. Esta sería la razón de ser de nuestras cuentas en Twitter y Facebook, en las que nuestro público mayoritario son personas adultas con hijos e hijas en edad escolar.
Et voilá! He aquí la magia de lo que podríamos llamar la transformación digital SOCIAL. Gracias a las redes sociales, ahora podemos ayudar a muchas más personas.
A la hora de llevar a cabo esta misión, los community managers que trabajamos en el Tercer Sector tenemos una gran responsabilidad a la hora de seleccionar los contenidos más adecuados dentro de los programas y servicios con los que contamos. Después, debemos transformarlos en formatos “legibles” en redes. Y, por último, acompañarlos de un copy llamativo, conciso y atractivo que consiga que ese dedo que se desliza por el timeline de Twitter con la vista cansada de todo el día… ¡Se detenga en ese vídeo de parentalidad positiva que tantas tomas nos llevó grabar o en ese spot #TheRealYoung que tanto nos costó concentrar en 15 segundos!
Confieso que los copys son mi parte favorita. En cada palabra y hashtag que elijo imprimo una pequeña parte de mi forma de ver las cosas y de estar en el mundo. Esa es una de las suertes de ser community manager, que tu marca personal está presente en todos y cada uno de los contenidos que dinamizas.
Otro de nuestros grandes “frentes” es la interacción con los y las followers, uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos cada día y, desde mi experiencia, una de las partes más ricas ya que me permite relacionarme de forma directa con nuestros públicos, conocer sus necesidades y entender lo que esperan de Fad.
Esta interacción es, además, una labor de prevención e intervención directa con las personas que realizan consultas o solicitan información y orientación a través de mensajes privados en las distintas redes sociales. Atender a estas demandas es algo que no podría hacer sin el valioso asesoramiento de mis compañeras técnicas de los distintos departamentos. Gracias a ellas, aprendo cosas nuevas cada día y comparto la vocación de servicio público de Fad.