Las jóvenes millennials tienen peores condiciones sociolaborales que las de la Generación X. Así lo manifiesta el informe sobre los avances en igualdad entre mujeres jóvenes estadounidenses, derivado del índice sobre brecha de género que elabora Population Reference Bureau, el organismo de referencia demográfico en Estados Unidos. La tasa de pobreza también ha crecido entre las mujeres de 30 a 34 años, a pesar del mayor acceso a los estudios superiores por parte de las jóvenes.
A nivel global, los datos revelan un retroceso de un 1% en los procesos de igualdad de las mujeres millennials respecto a las de la generación anterior (1965 -1983). No obstante, los resultados muestran que tampoco las mujeres de la Generación X estadounidense vivieron notables mejorías respecto a su generación anterior: apenas mejoraron sus derechos un 2% sobre la Generación Baby Boom (1946 a 1964).
Para poder medir la brecha de género, el índice aglutina una serie de indicadores multidimensionales que arrojan luz sobre la coyuntura social que envuelve a las mujeres en lo referido a su bienestar, sus derechos y su inclusión sociolaboral. El índice muestra que los indicadores referidos a la educación han experimentado, generación tras generación una reseñable mejoría, algo centrado, fundamentalmente, en el longitudinal acceso a los estudios superiores de las mujeres. Las diferencias salariales son uno de los puntos más preocupantes del informe. Según los datos recogidos, una de cada cuatro mujeres jóvenes de la Generación X logró ocupar un puesto de los considerados de “alta remuneración” dadas las competencias a realizar. Por su parte, el ratio para las mujeres millennials desciende a una de cada cinco.
En Europa, y tal y como señala el diario.es, el índice homólogo que muestra la brecha de género contempla datos desde 2005 hasta 2015. Entre las tendencias que alberga esta herramienta de seguimiento se observan símiles con el caso estadounidense: pese a que algunos países avanzaron en materia de equidad, la mayoría de ellos retrocedieron durante ese periodo de tiempo. En el caso concreto de España, subió con fuerza entre los años 2005 y 2010 pero en los siguientes dos años descendió ligeramente hasta llegar a los 53,6 puntos (siendo 100 la plena equidad).
A la vista de los datos, resulta fundamental seguir trabajando en herramientas analíticas que permitan construir y seguir los relatos de las mujeres jóvenes, con objeto de poder sacar a la luz las desigualdades estructurales que históricamente han estado invisibilizadas y seguir trabajando en la mejora global de sus circunstancias sociales y personales.