Autor: Fad Juventud
27 octubre, 2021

Hace unas semanas llamaron a nuestra puerta desde CANAE, la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes. Buscaban apoyos a su “Manifiesto por la salud mental del estudiantado”. Por supuesto, nos sumamos. El jueves pasado lo presentaron a la Ministra de Educación y FP, Pilar Alegría. Y esta semana nos hemos reunido con su presidenta, Andrea Henry, para que nos cuente más de la campaña “EDUCADA-MENTE” y para buscar sinergias.

¿Por qué un manifiesto por la salud mental del estudiantado?

La idea del Manifiesto surgió en confinamiento, después de elaborar un informe sobre las preocupaciones del estudiantado durante ese tiempo. La preocupación por delante de cualquier otra cosa fue la salud mental, con más de un 70% de adhesiones. Así que se impuso la temática.

¿Cuáles son los problemas de salud mental que identificáis?

Principalmente, la falta de motivación. Sentimos que prácticamente todo el mundo tiene una falta de motivación por continuar con los estudios inmensa. En España tenemos la mayor tasa de abandono escolar de toda la Unión Europea y creemos que puede aumentar.

¿La falta de motivación para estudiar?

Sí. La motivación es muy importante. El aprendizaje tiene que ser atractivo. No es su fin último, pero tiene que serlo para que más estudiantes no se desconecten del sistema. Y creemos que con tanta pantalla y no sé cuántas horas frente al ordenador, que siguen aunque hayamos vuelto a la presencialidad, y con los cambios en los modelos de aprendizaje (deberes, no deberes, trabajos, no trabajos…), aumenta la desmotivación.

¿Y la ansiedad, que empieza a ser un problema generalizado?

La ansiedad ya era algo que estaba muy presente, sobre todo en los estudiantes de bachillerato y en los que se preparan para la prueba de acceso a la universidad. Creemos que hay que replantearse esta prueba y el sistema de presión en el que están los estudiantes metidos durante los dos años previos. Al final estar ese tiempo pendientes de la nota que determinará lo que hagas después, la universidad a la que puedas ir, teniendo en cuenta que no todo el mundo puede pagar una universidad privada, es una carga muy grande.

Yo recuerdo todavía esa presión…

Es que es muy difícil de gestionar. No tenemos herramientas para hacerlo. Yo acabé el instituto hace tres años y no oyes hablar de salud mental hasta segundo de bachillerato si te coges la optativa de psicología. La mayoría de gente no sabe identificar un ataque de ansiedad, ¿cómo va a saber gestionarlo? Podemos identificar que no estamos bien, pero no tenemos las herramientas para combatirlo y no tenemos a quien acudir.

En el Manifiesto pedís que aumente el número de profesionales dedicados a la salud mental…

No podemos acudir al psicólogo en el centro escolar porque no hay. En Baleares existe un programa piloto, pero en el resto de comunidades no existe la figura del psicólogo escolar. Tenemos orientadores, pero tenemos un orientador por centro sin importar cuántos alumnos haya. Puede estar genial tener un orientador en un centro de 200 alumnos, pero en centros de 800-900 es un sinsentido, sin contar los centros que comparten a esta persona y que solo pueden contar con él o ella uno o dos días a la semana.

¿La figura del orientador/a escolar debería replantearse?

Muchos estudiantes ven al orientador como alguien que se va a dedicar a orientarles laboralmente, no como una figura de apoyo psicológico. También es cierto que es una profesión con una formación de base muy variada (educación social, trabajo social, pedagogía…), no siempre son psicólogos o psicólogas a los que un profesor pueda derivar un estudiante con un problema de salud mental.

Es otra de las carencias que identificáis: el sistema de derivación

Eso es. Si el orientador escolar no puede abordar el problema, por sobrecarga o porque no es su competencia, y tampoco hay profesionales en la seguridad social a los que pueda derivar, la única opción es la vía privada y tienes que tener un buen nivel económico para poder permitírtela.

¿Porque sí existe demanda de asistencia psicológica entre los estudiantes?

Yo estoy segura de que si existiese una figura a la que los estudiantes saben que pueden acudir con total confianza y que sepan que va a estar ahí para ayudarles, habría muchísima más demanda en temas de asistencia psicológica. Porque además, y esto es algo de lo que hay que estar orgullosos, creo que nuestra generación ha roto con ese tabú sobre ir al psicólogo. Si la asistencia psicológica fuera accesible, tendríamos unos ratios de solicitantes enorme. La gente no va al psicólogo porque no se lo puede permitir.

¿A lo mejor la resistencia a ofrecer ayuda psicológica está en el mundo adulto?

Sin duda en el mundo adulto existe esa resistencia. Por eso creemos que esa figura accesible a los estudiantes sin necesidad de pasar por la intermediación de las familias sería algo que ayudaría mucho. Porque algunas personas no se atreven a decir “oye, me está pasando esto, necesito ayuda”, pero contar con alguien cercano ayuda a prevenir que el problema vaya a mayores. Por ejemplo, nos parece bien que haya un teléfono de ayuda contra el suicidio, pero nos parece totalmente insuficiente. Cuando una persona está pensando en suicidarse está al final del momento en el que se puede incidir. Y nosotros necesitamos ayuda desde el principio del problema, necesitamos ese espacio al que acudir.

También señaláis que hacen falta reformas en el currículum educativo

Sí. El Manifiesto recoge nueve puntos que abordan globalmente el problema de la falta de salud mental en el estudiantado. Necesitamos desde educación emocional a técnicas de estudio para conseguir tus objetivos, todo ello metido en el currículum. Por eso lo hemos presentado al Ministerio de Educación y Formación Profesional, además de querer presentarlo al Ministerio de Sanidad y otras instancias que inciden transversalmente en cómo acatar el problema.

¿Estáis recibiendo el apoyo que esperabais?

Algo que nos ha sorprendido mucho es que hasta el día de hoy no hemos encontrado ningún colectivo, ninguna entidad, ningún sector que no esté a favor de lo que estamos diciendo. Todas las organizaciones con las que hemos hablado, sean del sector educativo o del sector sanitario, sean más progresistas o conservadores, de juventud o infancia están de acuerdo con lo que pedimos porque es una realidad, lo estamos viendo con nuestros ojos.

¿La disminución de las posibilidades de ocio para jóvenes también incide en la falta de salud mental?

Este problema viene de antes de la pandemia. No se promovían opciones de ocio fuera del centro escolar accesibles para los jóvenes, pero al menos teníamos excursiones, extraescolares, bibliotecas, ratos de patio… Con la pandemia estas opciones han desaparecido y casi dos años después muchas no se han retomado. Y también se han restringido las opciones de encuentro en la calle. Así que el ocio ha sido Twitch, ha sido Discord, han sido videojuegos, con la saturación de pantallas y el aislamiento que esto conlleva.

¡También para los adultos!

Sí, pero a nosotros se nos señala por estar siempre con el ordenador, por estar enganchados… Por supuesto que hay problemas de adicción, pero me gustaría saber cuál es la solución que se nos da… ¿Qué deberíamos hacer? ¿Ir de casa al cole y del cole a casa? ¿En vez de coger un ordenador, coger un libro para que se pueda decir que los jóvenes leen y no que juegan a videojuegos? No hay políticas que ayuden a que los jóvenes tengan otras cosas que hacer.

¿Qué podemos hacer juntas para mejorar?

Lo más importante es escuchar a la gente joven. Se cae en el error de “es que son el futuro” y no se nos pregunta nada. En esta pandemia se han tomado ochenta mil decisiones relativas a nuestra educación, a nuestros horarios, a nuestras burbujas, a cómo dar las clases y en ninguna de esas se nos ha preguntado “¿Cómo queréis dar las clases?” “¿Cómo os sentís más cómodos?” ¿Os gusta esto, os gusta lo otro?”. Contad con nosotros. La pandemia no la hemos decidido ninguno, pero pensemos soluciones entre todos.

****Acceso al “Manifiesto por la salud mental del estudiantado”