Algunas claves para abordar esta etapa vital del desarrollo
La adolescencia es especial, tiene características propias y resulta una etapa difícil de abordar educativamente para padres y madres. Está caracterizada por cambios de todo tipo: físicos, intelectuales, morales, emocionales, etc.
Además, podemos hablar del binomio maduración/inseguridad, porque no creen ciegamente en las explicaciones adultas como en la etapa infantil pero tampoco tienen sus opiniones formadas totalmente aunque ya posean una gran capacidad de comprensión y argumentación. Tienen sus puntos de vista que a menudo consideran los únicos correctos.
¿Quién soy?, ¿Qué me gusta?, ¿Cómo me ven las demás personas?, ¿Qué tengo que saber?, les asaltaran muchísimas preguntas relacionadas con la búsqueda y construcción de la propia identidad y se verá influido por los modelos adultos que haya tenido hasta ahora.
De vital importancia es la adquisición de autonomía propia para explorar y construir la propia forma de ser y, a menudo, el mecanismo para conseguirla es la rebeldía y la oposición crítica a los referentes más cercanos. Además, este pensamiento crítico también lo ejercen hacia su propia persona y pueden llegar a sentir inseguridad o vergüenza, por ejemplo.
El inconformismo y afán de independencia: también son características indispensables que favorecen la individualización en esta etapa. Ante todo esto, la familia debe proporcionar un espacio seguro, de aceptación incondicional donde puedan experimentar sin recibir rechazo o abandono.
Un decálogo que te puede ayudar
- Escuchar más y tratar de entender su punto de vista, más que decir lo que tienen que hacer.
- Demostrar respeto por sus elecciones, indecisiones y sentimientos.
- Demostrar interés por lo que hacen y les gusta.
- Demostrar confianza en sus decisiones y actuaciones.
- Expresar sentimientos en vez de criticar la conducta.
- Acordar unas reglas de convivencia básicas.
- Valorar constructivamente los resultados negativos de sus esfuerzos o intentos.
- Animar a seguir intentando algo, recordándole que el futuro no está cerrado.
- Hablar de nosotras y nosotros mismos sin mostrar perfección.
- Relajarnos, aprovechando que tenemos más tiempo personal.