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Pinchazos en discotecas y fiestas: datos y contexto de la mano de expertos para entender qué pasó en verano de 2022

Durante los meses de julio y agosto de 2022 circularon por redes sociales mensajes de mujeres que denunciaban que, mientras estaban de fiesta, habían sido supuestamente víctimas de pinchazos. “Chicas anoche a una amiga y a mí nos pincharon en un club mientras bailábamos en la pista. A mi amiga en la pierna y a mí en el brazo”, fueron algunos de los mensajes virales. A medida que pasaban los días, las autoridades policiales fueron actualizando los datos de denuncias presentadas y los casos coparon los titulares de los medios de comunicación.

Las autoridades no han podido vincularlos a posibles intentos de sumisión química (inocular sustancia química con el objetivo de cometer un intento de robo o una agresión sexual posterior). Sin embargo, sí han identificado a personas que están detrás de los pinchazos, como un menor de 14 años que en la feria de Albacete pinchó con un alambre a varias mujeres, según confirma el propio ayuntamiento. En lo que sí coinciden las fuentes consultadas es que estos pinchazos corresponden a intentos de meter miedo a las jóvenes para así “expulsarlas” de los espacios de ocio.

Las autoridades aún desconocen los motivos que hay detrás

Fue a finales de julio y principios de agosto cuando las cifras de denuncias presentadas iban aumentando a medida que pasaban los días. Por aquel entonces, el 5 de agosto, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció en una entrevista que se habían registrado al menos 60 denuncias vinculadas a pinchazos por toda España hasta ese momento. Algo parecido ya había ocurrido en meses anteriores en países como Reino Unido, donde las autoridades policiales indicaron que se habían superado las 1.300 denuncias en 2021 por pinchazos, según publicó The Guardian.

Pasado el verano, las autoridades aún desconocen los motivos que hay detrás de los pinchazos. Sí se sabe que la cifra de denuncias aumentó a lo largo de los meses. Por ejemplo, si para el 4 de agosto en Cataluña se habían presentado 23 denuncias, a finales de mes ya eran 58, según confirman los Mossos d’ Esquadra. Sin embargo, dichos pinchazos hasta el mes de septiembre no se han podido vincular a intentos de sumisión química (inocular sustancia química con el objetivo de cometer un intento de robo o una agresión sexual posterior). 

Según indican las autoridades catalanas, ya en septiembre se desconocían los motivos que hay detrás de estas acciones y señalan que, en ninguna de las denuncias presentadas, se ha podido constatar que se hubiese inoculado alguna sustancia química para cometer una agresión después. Lo mismo ocurre con las denuncias presentadas ante la Ertzaintza, que cifra en 49 denuncias (y 127 casos en total, no todas las víctimas habrían presentado denuncia) a lo largo del verano. En el País Vasco, al igual que en Cataluña, tampoco se conocen los motivos que hay detrás de dichos pinchazos: “No hay detenidos ni autorías”, indicó el vicelehendakari primero y consejero de Seguridad vasco, Josu Erkoreka, “Ninguna cámara [de los recintos públicos] hasta la fecha ha podido detectar un caso concreto de alguien protagonizando un pinchazo”. 

Tras preguntar al Ministerio del Interior sobre el número de denuncias totales, desde este departamento reconocen que dejaron de actualizar la cifra de denuncias y aseguran no disponer ya datos actualizados sobre este asunto. También hemos preguntado al de Justicia, pero éste se remitió a Interior.

Las expertas coinciden en que ha sido una forma de intentar expulsar a las jóvenes de los espacios de ocio

“Esto no se puede olvidar”, advierte Esperanza Bosch Fiol, profesora de Psicología y directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de las Islas Baleares. “Esto no puede ser la anécdota del verano de 2022 y es la señal de alarma”, recalca. “El machismo busca otra vez espacios donde hacerse visible, amedrentar, asustar y sacar a las chicas de espacios de ocio en este caso”, detalla la experta. 

En Baleares se habría registrado una de las primeras denuncias conocidas en España por pinchazos, cuando el pasado 24 de junio una joven denunció ante la Guardia Civil de Ibiza que supuestamente le habían inyectado droga contra su voluntad en una discoteca. Para este caso las autoridades policiales tampoco lo vincularon a un intento de robo o de agresión sexual, según recogió Diario de Ibiza y confirmó la Guardia Civil en Baleares.

Según explica Fiol, los pinchazos no son una “inocentada” sino que “buscan sacar del espacio de ocio a la mujer y a su grupo”. “Se saca a las compañeras que van con ella, se corre la voz, para el resto de chicas que se enteran también se acaba la fiesta; hay mujeres que dicen que ya no quieren ir”, relata.

Durante los días de mayor alerta por pinchazos tanto el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, como la titular de Justicia, Pilar Llop afirmaron que estos actos buscaban “amedrentar” y tratar de sacar a las mujeres del espacio público. “Son hechos de violencia contra las mujeres porque está provocando que las mujeres salgan de los espacios públicos”, declaró Llop.

A 22 de septiembre, las autoridades policiales han identificado, entre otros casos registrados a lo largo del verano, a una persona como presunto autor de posibles pinchazos en Albacete. Según confirma el Ayuntamiento de Albacete, la policía local durante la feria (del 7 al 17 de septiembre) identificó a un menor de edad de 14 años por “pinchar” con un alambre a varias de las asistentes. Según informó el alcalde, Emilio Sáez, el joven utilizaba el alambre en un intento de “broma macabra”

Sin embargo, desde la Asociación de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente (AADAS, por sus siglas en catalán) recalcan que el acto de pinchar “no es una broma” y que, al final, “consiste en ejercer el poder”. “Es a través de pinchazos como los hombres ejercen el poder; lo hacen porque pueden hacerlo”, señalan. Con los casos del verano de 2022 explican que, aunque el objetivo no fuese agredir sexualmente, sí lo era “el agredir por agredir y generar miedo”.

Ante la amenaza de ser pinchada, Miguel Lorente, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada y médico forense especializado en violencia de género, explica que son las mujeres las que se ven obligadas a cambiar sus comportamientos cuando van a salir de fiesta. Se llevan la bebida directamente de casa, se ponen otra ropa o se van con gente conocida con la que no quieren ir, pero con la que piensan que no les va a pasar nada”, indica.

El experto, además, recuerda que la mayor parte de las agresiones sexuales las comete alguien conocido del entorno de la víctima: “En más del 80% de las agresiones sexuales existía previamente algún tipo de vínculo entre víctima y agresor”, según reveló el informe “Desmontando mitos acerca de la Agresión Sexual”, (2022) basado en el análisis de sentencias judiciales de la Audiencia de Madrid, realizadas por el grupo de trabajo SEXVIOL de la Universidad Complutense de Madrid. 

Los expertos ponen en duda que se pueda inocular alguna sustancia mediante una jeringuilla para llevar a cabo sumisión química

A medida que los casos durante el verano iban en aumento, algunas voces expertas empezaron a poner en duda que los pinchazos realmente pudiesen inocular alguna sustancia química. De hecho, desde la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD), centrada en la reducción de los riesgos de quienes consumen droga a través del programa Energy Control, pusieron en tela de juicio que se pudiera administrar físicamente alguna sustancia con el fin de cometer agresiones en un entorno de fiesta, como apuntaban las denuncias. 

“Para nosotros estos hechos han sido reales, se han producido pinchazos, pero estas agresiones no han sido intentos de agresión sexual facilitada con drogas”, señalan desde la asociación. “Resulta difícil, para una persona no capacitada, realizar este tipo de inyección con precisión, especialmente en un entorno con poca luz y movimiento, como un club nocturno o un bar”, incidieron en un comunicado.

En la misma línea se posicionan desde el Consejo General de Enfermería. “La cantidad [de sustancia] administrada debe ser superior a 5 mililitros [vía subcutánea] para que pueda hacer efecto”, explica Diego Ayuso Murillo, secretario general del organismo, quien recalca que administrar dicha cantidad no provoca una respuesta de manera inmediata. Así, explica que para introducir esa cantidad en una persona normalmente se utilizan agujas pequeñas, como las utilizadas para administrar insulina. 

Y, además, se necesita que pase el tiempo desde que comienza el pinchazo hasta que la dosis queda finalmente inoculada. “Por lo que se ha descrito las mujeres notaban el pinchazo, pero [inmediatamente] miraban y no había nada”, detalla. “La clave ahí es el tiempo”, reitera. “No se ha producido ese periodo de tiempo tras el pinchazo y eso es lo que no se ha podido confirmar en los hechos que han sido denunciados”.  

Para el experto, independientemente de si se ha inoculado alguna sustancia o no, la ola de pinchazos de este verano ha sido “un problema de salud pública” porque la aguja o jeringuilla puede haber sido previamente utilizada y transmitir así los virus que causan la Hepatits B y C o el VIH. Es por ello que recomienda denunciar ante las autoridades policiales, acudir a los centros sanitarios y hacerse pruebas serológicas para así descartar posibles patologías. 

La sumisión química se realiza normalmente con sustancias que se combinan con la bebida, según explican los expertos

“Cuando hablamos de sumisión química normalmente estamos hablando de sustancias que se combinan en la bebida, sin que la víctima lo sepa, para poder abusar de ella”, explica Antonio Andrés Pueyo, investigador de este fenómeno, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona y uno de los autores del estudio, encargado por el Ministerio del Interior, sobre los comportamientos sexuales violentos (no consentidos) en España (2020).

De hecho, en este documento figura que es la escopolamina la sustancia que normalmente se mezcla con la bebida, conocida también como “burundanga”. Entre los síntomas de la sumisión química por este alcaloide se encuentran la amnesia, la pérdida del conocimiento, habla pastosa, alteraciones visuales, somnolencia o confusión

“Lo más frecuente es que tengan la sensación de que algo ha ocurrido pero no saben lo que es”, explica Ana Virto, presidenta de la Comisión de Violencia de Género del Hospital de La Paz de Madrid y médico de urgencias. “Si hay agresión sexual, no tienen ropa, se despiertan con alguien que no conocen o presentan dolor en la zona genital sin recordar haber tenido una relación sexual no consentida”,la experta recomienda en todo caso acudir al hospital para hacer los análisis lo antes posible. 

El Ministerio de Justicia ha dictado una serie de instrucciones a seguir en casos de agresión sexual con sospecha de intoxicación. Entre las medidas, indica la necesidad de recoger muestras de sangre, orina e incluso cabello y, en casos excepcionales, recoger muestras no biológicas (ropa interior, compresas u otras prendas que puedan contener pruebas).

En caso de ser víctima de un pinchazo, desde el Consejo General de Enfermería señalan la importancia de comunicarlo cuanto antes (avisando a la policía o al personal de seguridad del recinto) no cambiarse de ropa, no volver a casa directamente ni hacerlo sola y tramitar siempre la denuncia correspondiente. Para los acompañantes y testigos aconsejan separar de la multitud a la víctima del pinchazo (pero sin dejarla sola) y llamar a los servicios de emergencia lo más pronto posible. Además, recomiendan hacerse pruebas serológicas para así descartar posibles contagios de VIH, Hepatitis B o C, entre otros.