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Datos que debes conocer para combatir los mitos sobre la píldora anticonceptiva

 

La píldora anticonceptiva es un tratamiento hormonal oral que trata de evitar un embarazo durante el tiempo que se use. De hecho, se encuentra entre los más eficaces, evitando el embarazo en 91 de cada 100 casos, según este informe de la Food and Drug Administration (FDA).

A día de hoy, existen píldoras con diferentes composiciones que se dividen en anticonceptivos hormonales combinados, que contienen estrógeno y progestágeno, y anticonceptivos hormonales simples, que sólo contienen progestágeno. 

Estas hormonas son las que actúan sobre el sistema reproductivo evitando un embarazo. Así, en el cuerpo de una mujer que esté tomando la píldora “el sangrado” (fruto del recubrimiento sobre el útero y del óvulo no fecundado) ocurre en los días en los que se deja de tomar la píldora y se toman las pastillas de placebo, pudiendo ser más ligero y de menos días que un sangrado normal sin píldora. 

Frente a este tratamiento circulan muchísimos bulos y mitos que te hacen creer que usar la píldora puede evitar la transmisión de una enfermedad sexual o que afecta a la fertilidad, entre otros. Y no es así. 

Tomar la píldora a largo plazo no afecta a la fertilidad

¿Afectará a largo plazo tomar la píldora si el día de mañana quiero tener hijos? ¿Seré menos fértil por tomar la píldora? La respuesta que nos han dado todos los expertos consultados es que, en realidad, lo que afecta es la edad en sí y no el uso de la píldora. 

“Lo que influye en la mayor o menor posibilidad de quedarse embarazada tras su uso es el paso de los años”, indica Francisca Martínez, jefa de la unidad de anticoncepción del área clínica del servicio de medicina de la reproducción en la clínica ginecológica Dexeus Mujer. Así, es el paso del tiempo lo que influye en el sistema reproductivo femenino y no la toma de este anticonceptivo.  

Además, según explica Carles Catllà, jefe del Servicio de Reproducción del Institut Marqués, tras dejar de tomar la píldora existen las mismas opciones de quedarse embarazada que las que tiene una mujer que no la haya tomado. Es por ello que no sería más complicado quedarse embarazada durante los primeros meses tras abandonar el tratamiento: “La tasa de embarazo es la misma”.

Seguir un tratamiento con la píldora no hace que engordemos

Uno de los motivos por el que las mujeres no quieren tomar la píldora es por la creencia de que tras iniciar el tratamiento van a aumentar de peso. Sin embargo, la ciencia no apoya esta idea. Así, aunque muchas mujeres dicen sentirse hinchadas o afirman que han engordado por este motivo, ningún estudio ha conseguido establecer una relación causa-efecto entre la píldora y el aumento de peso a largo plazo.

Es cierto que sí puede ocurrir que el cuerpo retenga más líquidos durante las primeras semanas o meses debido al cambio hormonal que supone comenzar a tomar este anticonceptivo. Pero se trata de eso, líquidos y no grasas. Un efecto que debería revertirse al tercer mes como muy tarde, según indican las expertas. 

“Si alguien achaca su aumento de peso a la píldora, por cualquier motivo, puede cambiar a una progesterona más diurética o antiandrogénica. Hay suficiente variedad como para encontrar la pastilla más adecuada para cada paciente”, indica Cristina Ros, ginecóloga en el Hospital Clínic, en Barcelona.

La píldora no protege de las enfermedades de transmisión sexual

La píldora sólo evita o dificulta el embarazo, pero no protege de ningún modo frente al contagio de cualquier enfermedad de transmisión sexual (ETS) como puede ser el Virus del Papiloma Humano (VPH), el herpes genital, la clamidia, la gonorrea o el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). 

Todas estas infecciones se propagan cuando en un contacto sexual se intercambian fluidos sin ningún tipo de barreras. Es posible que las personas que estén contagiadas no presenten síntomas, pero sí pueden ser transmisoras de estas infecciones. 

La forma de protegerse y reducir la posibilidad de contagio es con el uso de preservativos masculinos o femeninos. También es importante evitar actos sexuales que puedan desgarrar la piel y produzcan sangrado y vacunarse contra aquellas que se pueden prevenir, como la Hepatitis B o el VPH. 

La píldora puede ayudar a disminuir (o eliminar) el dolor menstrual

Es cierto que tomar la píldora reduce o incluso elimina el dolor asociado a la regla. Un dolor que puede deberse a que se tiene mucha cantidad de regla (donde el útero se tiene que mover mucho para expulsarla) o porque se sufre alguna enfermedad asociada como la endometriosis. De hecho, tomar la píldora es una de las principales indicaciones frente al dolor menstrual.

“En estas enfermedades (endometriosis), el tratamiento de primera línea de elección son los anticonceptivos continuos o en pautas continuas, con los que se tengan 2 o 3 reglas al año”, explica la ginecóloga Ros. En el caso de que el motivo del dolor sea la cantidad, “en mujeres con reglas muy abundantes pueden llegar a provocar anemia”, explica la experta. “El tratamiento de elección también son este tipo de anticonceptivos”, detalla. 

La píldora puede afectar al acné positiva o negativamente

Los anticonceptivos hormonales combinados (que llevan estrógeno y progestágeno) pueden tener efectos sobre nuestra piel. La ginecóloga Ros explica que dependiendo del tipo de progesterona que lleve la píldora, ésta podrá ocasionar diferentes cambios físicos.

“Si se trata de una progesterona anti hormona masculina (antiandrogénica), probablemente la paciente tenga menos acné y menos granitos por el cuerpo, en general”. En el caso de que la progesterona no sea antiandrogénica, sí podría aumentar el acné, aunque esto sería reversible en cuanto se elimine el tratamiento, según explica. 

“No todos los anticonceptivos actúan igual, pero los que solemos recomendar los dermatólogos (con efecto antiandrogénico), sí consiguen disminuir el acné”, explica Sara Gómez Armayones, dermatóloga en el Hospital Clínic. “Hay pacientes en los que este problema se soluciona sin recurrir a tratamientos más fuertes, tan solo con AHCs”, añade. 

Gracias a ellos, al reducirse el nivel de testosterona, las glándulas sebáceas producen menos sebo. Aun así, los efectos no son visibles de manera inmediata, sino que pueden tardar hasta tres meses en apreciarse.

¿La píldora influye en los cambios de humor?

No existe un consenso sobre si tomar la píldora afecta negativamente al estado de ánimo. Es más, la píldora en ocasiones se receta para aliviar los síntomas del síndrome premenstrual, según explican las expertas consultadas. Este síndrome (SPM) corresponde a una serie de síntomas que se presentan días previos a la menstruación, que pueden dar sintomatología física y cambios de humor como una mayor irritabilidad.

Así, según explica Modesto Rey Novoa, presidente de la Sociedad Norte de Contracepción (SEC), al tomar la píldora y con ella eliminar los cambios hormonales que se producen durante el ciclo menstrual habitual puede ocurrir que muchas mujeres noten una mejoría evidente en esos cambios de humor. 

Aunque es cierto que durante los tres primeros meses del tratamiento los expertos advierten que es normal todavía sufrir SPM y que, aún así, “hay respuestas singulares, especialmente en mujeres que toman anticonceptivos combinados cíclicos”, indica Rey.

Existe el riesgo de trombosis tomando la píldora, pero es poco probable 

“Los datos actuales confirman que el riesgo ya conocido de TEV (tromboembolismo venoso) es bajo”, según explica la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), en referencia a si tomar un anticonceptivo oral puede influir en que exista un mayor riesgo de trombosis venosa (un coágulo sanguíneo formando en una vena).

Según explica la agencia, la posibilidad es algo mayor durante el primer año, y vuelve a aumentar al tomarla de nuevo si ha habido una interrupción de más de 4 semanas y en caso de mujeres fumadoras, con sobrepeso, que han dado a luz recientemente o cuyos familiares cercanos la hayan sufrido

En palabras del experto Catllá, el riesgo es mayor si hay antecedentes familiares o genéticos o si tienen alteraciones genéticas. “En el resto de la población este puede incrementarse entre un 5 y un 10%”, indica.