(Madrid, 31 de mayo de 2018)-. En el Día Mundial sin Tabaco, la Fad considera notables los avances conseguidos en los últimos años en cuanto a los niveles de consumo de tabaco pero alerta de que “no debemos bajar la guardia, no debemos confiarnos. En las últimas encuestas existen algunos pequeños repuntes del consumo, más acusado entre las chicas, por lo que debemos seguir trabajando”, en palabras de su directora técnica, Eulalia Alemany.
Según Alemany, “el consumo de tabaco sigue constituyendo un problema de salud pública de primer nivel sobre el que existe una clara evidencia científica y que, además, no solo afecta al propio consumidor sino que también afecta a terceros”. De hecho, según datos de la última Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES 2016-2017), realizada a una muestra de estudiantes españoles de entre 14 y 18 años, el tabaco sigue siendo la segunda droga más extendida entre los estudiantes de 14 a 18 años (34,7%) después del alcohol (75,6%).
Según esta encuesta, el consumo diario de esta sustancia ha descendido considerablemente en las últimas décadas hasta situarse en el 8,8% (21,6% en 1994). También disminuye el porcentaje de estudiantes que vive en hogares en los que se fuma a diario, una cifra que en 2008 alcanzaba el 52,9% y en el último año se situó en 47,8%.
Para la FAD estos buenos datos de evolución en el consumo se deben fundamentalmente a una estrategia global y consensuada. En palabras de Eulalia Alemany: “Los buenos resultados en las bajadas de prevalencias de consumo de tabaco nos demuestran que el enfrentamiento a los consumos debe realizarse desde las estrategias consensuadas que combinen una legislación clara y rotunda, una subida del precio del producto que ha moderado la demanda y, sobre todo, un cambio en la percepción de la peligrosidad del propio tabaco sobre la salud propia y la de terceros”.
Alemany hace hincapié específicamente en el último punto, relacionado directamente con la prevención y la sensibilización: “Hoy en día sería impensable fumar en un coche con un menor dentro o en un centro escolar, existe un claro control y sanción social hacia este tipo de comportamientos que hace pocas décadas no existía. Y es precisamente este el cambio más importante. Si socialmente no hubiese cambiado la percepción sobre la peligrosidad para la salud del consumo de tabaco, la ley antitabaco o las subidas de precio en solitario hubiesen sido medidas inútiles”.
Para la directora técnica de la Fad, una de las ideas fundamentales es que “debemos aprender de cómo nos hemos enfrentado al tabaco para aplicar esquemas similares en sustancias como el alcohol. Lo primero es, sin duda, generar los consensos sociales necesarios”.