(Madrid, 25 de noviembre de 2016).- Casi la mitad de los y las jóvenes españoles de 16 a 29 años cree que las empresas ejercen algún tipo de discriminación hacia las mujeres. Si bien el 45% considera que las empresas no ejercen ningún tipo de discriminación en función del sexo, prácticamente la misma cantidad (44%) cree que sí que se discrimina a las mujeres, mientras que solo un 2% considera que se discrimina a los hombres. Estos datos muestran que los jóvenes españoles tienen posiciones muy divididas en este aspecto y que casi la mitad consideran que todavía existe un desequilibrio en el mundo laboral en función del sexo.
De hecho, entre hombres y mujeres existe una clara disparidad a la hora de valorar esta cuestión. Son ellas las que se muestran más sensibles ya que prácticamente el 60% considera que las empresas discriminan a las mujeres, por un 37% de los hombres que opina así. Por el contrario, el 60% de los hombres afirma que no existe discriminación, proporción que no llega al 40% entre las mujeres. En lo que sí que parece existir acuerdo es en que no se discrimina al hombre, pues el porcentaje que así lo cree es residual en ambos casos.
¿Crees que las empresas, en líneas generales, ejercen algún tipo de discriminación en función del sexo de sus trabajadores/as?
DISCRIMINACIÓN DE LAS EMPRESAS | % |
Sí, a los hombres | 2 |
Sí, a las mujeres | 44,2 |
No | 45 |
Ns/Nc | 8,8 |
Total | 100 |
Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Jóvenes y empleo, desde su propia mirada” realizado por Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD. La investigación analiza –a través de una encuesta personal a 2.013 jóvenes de 16 a 29 años– las expectativas, necesidades y deseos de los jóvenes en relación a su formación y a sus perspectivas de incorporación al mercado laboral.
El estudio analiza también las opiniones de los jóvenes en relación a posibles situaciones de discriminación desde una perspectiva de género. Y es en este tema, donde más disparidad existe entre las opiniones de chicos y chicas que en el resto de cuestiones que se abordan en el estudio (formación, políticas de empleo, expectativas de encontrar trabajo, emigración, etc.).
LAS SITUACIONES DE DISCRIMINACIÓN
En relación a los aspectos concretos en los que se traduce esa discriminación a la mujer en el entorno laboral, lo más señalado por los jóvenes que la perciben, con mucha diferencia, es el salario (las mujeres cobran menos que los hombres), pues así lo manifiesta el 73%. En segundo lugar estaría el acceso a los puestos de mando, señalado por algo más de la mitad de los jóvenes (casi el 53%). El 41% señala la conciliación del trabajo con la vida familiar, aspecto al que también son más sensibles las mujeres. Por último, con menores porcentajes se sitúan el propio acceso al trabajo (33%), las posibilidades de desarrollo profesional (23%) y la conciliación del trabajo con la vida personal (9%).
Aspectos en los que las mujeres tienen menos oportunidades o son discriminadas por las empresas
| % jóvenes que mencionan |
En salarios (cobran menos) | 73,1 |
En el acceso a puestos de mando | 52,6 |
En el propio acceso al trabajo | 33,4 |
En la conciliación del trabajo con la vida familiar | 41,3 |
En la conciliación del trabajo con la vida personal | 9,4 |
En sus posibilidades de desarrollo profesional | 23,4 |
En ninguna | 0,3 |
Base: respondieron que la mujer está discriminada por las empresas. Respuesta múltiple. % sobre individuos
El tipo de estudios, la situación laboral y la clase social marcan algunas tendencias destacables en las opiniones de los jóvenes. La población joven que tiene estudios superiores y de clase social alta y media-alta valora en mayor medida la dificultad de la mujer para acceder a puestos de mando y para conciliar el trabajo con la vida familiar. Sin embargo, los jóvenes desempleados y de clase social baja y media-baja señalan más la discriminación que supone el propio acceso al trabajo para la mujer y apuntan en mucha mayor medida la discriminación respecto a las posibilidades de desarrollo profesional.
Estas posturas concuerdan con una de las principales conclusiones del estudio que se refiere a que, más allá de lo ya conocido de que la crisis ha afectado especialmente a los más vulnerables, el impacto negativo no sólo ha quebrado el presente sino que ha condicionado la base de las expectativas, la autoconfianza y los recursos de los jóvenes más vulnerables. Las personas menos preparadas, las clases sociales con menos recursos, han sufrido una merma coyuntural en su calidad de vida y, sobre todo, más allá de eso, un cercenamiento en sus expectativas, que los condenan a la resignación, a la renuncia a superar la crisis, a una vida low cost.