La construcción de su propia identidad

Ser adolescente hoy no es fácil. Y ser padre o madre de adolescente, sin duda,  tampoco lo es. Son edades difíciles donde las familias tenemos que asumir una gran responsabilidad pero también es una etapa llena de descubrimiento porque ellos y ellas van construyendo su propia identidad. 

¿Cómo podemos apoyarles desde nuestra posición de padres y madres? ¿Qué importancia tiene para ellos y ellas su grupo de iguales, cómo se relacionan y cuáles son sus necesidades principales? Muchos y muchas adolescentes coinciden en señalar que la adolescencia “es una etapa en que queremos verlo todo ya y descubrirlo, porque nos damos cuenta de muchas cosas que antes no veías” o que un adolescente es “una persona que está descubriendo la vida y tiene bastante interés para vivirla sin pensar en los peligros que hay y a la más mínima contradicción se rebela”.

Pero también tienen incertidumbres y miedo a los cambios: “Tenemos que decidir nuestra vida en una edad muy complicada” y, en ocasiones, también señalan un sentimiento de indecisión: “Un chico que está cambiando diariamente y que está un poco perdido siempre descubriendo cosas nuevas”.

Y les invaden sensaciones de soledad:  “Actualmente, creo que un adolescente es un/a chico/a que necesita en esta edad descubrir cosas nuevas y tener a su lado a los amigos. Y, a veces, necesita estar solo” o de incomprensión: “Somos personas que estamos descubriendo la vida; por esto es normal que nos desbordemos, parece un tópico aquello de que nos sentimos incomprendidos, pero es que realmente es así”.

Rebelarse, estar con amigos, estar solos, decidir, experimentar, sentirse incomprendidos y, sobre todo, DESCUBRIR. Son sentimientos comunes en este periodo. Sus necesidades cambian y, por tanto, padres y madres también tenemos que adecuarnos a esos cambios que se producen en ellos. Entre las necesidades más fundamentales a las que debemos prestar atención y  contribuir a cubrir lo mejor posible, podríamos señalar:

  • La necesidad de que se les reconozca en sus propios aspectos positivos.
  • La necesidad de sentir que se les quiere por ellas/ellos mismos y no solo por las satisfacciones que aportan.
  • La necesidad de seguridad y de protección (física, material, afectiva, etc.).
  • La necesidad de que se les trate según en la etapa evolutiva en la que se encuentran, ya que es frecuente que las familias tengamos exigencias desproporcionadas y que nos comportemos como si fueran personas adultas razonables. Este acompañamiento requiere paciencia, compresión y solidez, sobre todo cuando se trata de adolescentes, cuyas contradicciones, pasos en falso e incoherencias chocan a menudo con nuestra lógica y la sensibilidad.
  • La necesidad de aprendizajes, ya que, para poder asumir sus responsabilidades como personas adultas en la sociedad, deben adquirir un gran número de conocimientos.
  • La necesidad de ser él o ella misma. Es muy frecuente que madres y padres queramos influirles en el sentido que correspondan a nuestras expectativas, a lo que nos viene bien, a nuestro sistema de valores, sobre todo, a la hora de hacer una opción, recortando las alas de las particularidades personales. Asimismo, es bastante corriente el comparar a nuestras hijas o hijos con los de otras familias o compararlos entre sí, colándose el modelo deseado. Por tanto, se necesita estimular su alteridad y personalización para construir su propia identidad.

Diez claves en la búsqueda de la identidad adolescente

Por otra parte, desde la familia debemos contribuir de la mejor manera posible en ese proceso de construcción de su propia identidad, ¿Cómo?, aquí dejamos diez claves que pueden resultar útiles: 

  • Escuchando y preocupándonos por sus intereses.
  • Reduciendo las presiones
  • Suprimiendo las desvalorizaciones
  • Empatizando con sus preocupaciones e intereses, aunque nos parezcan irrelevantes desde nuestro punto de vista adulto.
  • Reforzando la valoración constructiva de los resultados negativos, el optimismo y la confianza en los nuevos intentos.
  • Proporcionándole la posibilidad de seguir hábitos sanos: buena alimentación, un ritmo familiar que posibilite el descanso y horarios saludables, actividades al aire libre que incluyan ejercicio físico; y poniendo límites a ciertos hábitos peligrosos que afecten al descanso, a la alimentación, a la salud o a la supervivencia.
  • Posibilitando alternativas para que explore y actúe.
  • Mostrándonos relajados, sin prisas, con confianza, respecto a la obtención de resultados.
  • Halagando sus progresos y su aspecto.
  • Adoptando una actitud de amor incondicional y firmeza, limitando aquello que puede afectar su desarrollo de forma muy perjudicial.

El grupo de iguales, un lugar seguro para ellos y ellas

Y ya por último, no podemos dejar de referirnos a la importancia que tiene su grupo de iguales. En el grupo se encuentra en una situación de igualdad, junto a personas que sienten sus mismos problemas, sus mismas preocupaciones, sus mismos deseos y que tienen gustos parecidos.

No es raro que, en estas circunstancias, se aferre al grupo como a un lugar seguro, donde puede construir su autoestima y desde donde luchar por su autonomía. En él aprende a establecer relaciones sociales, encuentra el apoyo necesario para afrontar sus conflictos y encuentra la ayuda necesaria para construir su identidad.

El mayor riesgo para un o una adolescente es la exclusión de su grupo de iguales,

#AdolescenciaFAD

Desde Fad tenemos mucho que contar sobre la adolescencia.

Estudiamos su realidad, actuamos en el ámbito educativo a través de nuestros programas escolares y aportamos formación y recursos a padres, madres y educadores para acompañarles en su labor educativa.

¿Cómo se relacionan en esta etapa?

Ayudar y comprender a nuestros hijos adolescentes

¿Qué importancia tiene el grupo de iguales en la adolescencia?