Autor: Fad Juventud
14 febrero, 2018

  • No llega al 20% las AMPAS que cuentan con más de veinte integrantes comprometidos. Y el 80% de estos integrantes son madres.
  • Como razones principales de esta baja implicación, las AMPAS señalan la dificultad para implementar horarios compatibles con la vida laboral (60%) y, en general, la absoluta precariedad en la que se desenvuelven (el 50% de AMPAS no disponen de la mínima dotación estructural, ni local propio, ni ordenador, ni teléfono) que exige un sobresfuerzo a aquellos padres y madres que deciden implicarse.
  • La mayoría de las AMPAs apuestan porque las tareas escolares se realicen durante el horario escolar. Casi un 35%considera que son excesivas y deberían reducirse. Un 18% apuesta por su eliminación total.
  • El estudio está elaborado por la Fad, BBVA y la Comisión Nacional de Cooperación con la UNESCO en el marco del proyecto Acción Magistral (www.accionmagistral.org)

Alrededor de una de cada dos AMPAs depende del impulso de menos de diez padres y madres y sólo un 20% cuentan con más de veinte integrantes activistas. Ochenta de cada cien de esas personas activistas son madres.

Este es uno de los principales hallazgos de la investigación “Las AMPAs en el sistema escolar español: cómo son, qué necesitan y en qué creen” presentada hoy en rueda de prensa por el director global de Negocio Responsable de BBVA, Antoni Ballabriga; el vicepresidente de la FAD, Ignacio Calderón; y la directora técnica de la FAD, Eulalia Alemany.

El vicepresidente de la Fad, Ignacio Calderón, afirmó que “la familia es un vértice indispensable en el triángulo de la comunidad educativa. Y las AMPAS una de las herramientas más eficaces, si no la que más, para hacer real esa capacidad de intervención de los padres y madres sobre la realidad escolar”. En su opinión, debemos “habilitar los mecanismos que hagan posible que las familias sientan y ejerzan una mayor influencia en la vida escolar de sus hijos. Sólo desde la colaboración y el entendimiento lograremos alcanzar como sociedad una comunidad educativa sana, proactiva, ágil y preparada para hacer frente a los retos del futuro”.

Por su parte, Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable de BBVA, destacó que “en BBVA queremos ser un motor de oportunidades para las personas y conseguir un impacto positivo en sus vidas. Y, sin ninguna duda, la educación es una de las palancas más importantes para lograrlo. Así lo entendemos en el Banco y por eso el apoyo la educación es un eje nuclear de nuestra responsabilidad corporativa”.

Así mismo, Ballabriga destacó la importancia del papel de las familias en la educación: “La responsabilidad de educar a nuestros hijos es una tarea de todos. Y muy especialmente de las familias. Y es que el ámbito familiar es determinante para garantizar el éxito del proceso educativo y, por tanto, el progreso de las personas y de la sociedad en su conjunto”.

El estudio –elaborado a partir de una encuesta realizada a una muestra representativa de 161 AMPAS que representan a más de 21.000 familias de toda España– analiza la realidad compleja de las AMPAs en España. El objetivo es servir de primera prospección –no existe prácticamente bibliografía al respecto- acerca de las dificultades, retos y forma de funcionamiento de las Asociaciones de Madres y Padres (AMPAS), la herramienta que posibilita que las familias puedan tener un papel relevante en la vida escolar.

LA PRECARIEDAD, EL DÍA A DÍA DE LAS AMPAS ESPAÑOLAS

Una de las conclusiones fundamentales del estudio es que las AMPAs -prácticamente presentes en todos los centros públicos y no tan generalizadas en los privado/concertados y, sobre todo, en los privados puros- es que presentan un factor homogeneizador: la precariedad en la que se desenvuelven en casi todos los aspectos.

Señales claras de esta precariedad es el hecho de que  no llega al 5% la proporción de las AMPAs que cuenta con algún personal auxiliar para el desarrollo de sus tareas; y el 50% no dispone de la mínima dotación estructural, ni local propio, ni ordenador, ni teléfono. Más de la mitad no dispone de ningún apoyo económico ni material que no sea el de las cuotas de los socios y socias, que habitualmente se mueven entre diez y veinte euros al año (menos del 2% de las asociaciones tienen cuotas de 50 o más euros anuales). Del escaso 50% que sí recibe algún tipo de apoyo, 3 de cada 10 lo reciben del ayuntamiento y solo un 10% de la Comunidad Autónoma correspondiente.

Esta precariedad se manifiesta en prácticamente la totalidad de las AMPAs e influye de forma decisiva en la implicación de los padres y madres: dada la precariedad, sólo las personas más activas se sienten en condiciones de asumir un compromiso y, además, deben movilizarse de manera más esforzada; este sobresfuerzo contribuye aún más a limitar ese núcleo dinamizador.

Otro factor que limita la participación activa y continuada de más familias en las AMPAs es la no implementación de horarios más flexibles para compatibilizar con la vida laboral, una flexibilidad de horarios que consideran fundamental el 60% de las AMPAs. Además, también demandan más apoyo del centro escolar en el 49% de los casos.

PACTO EDUCATIVO SÍ. TAREAS ESCOLARES, EN EL AULA

Cuando las AMPAs son preguntadas por su opinión como miembros de la comunidad educativa hay un punto sobre el que existe unanimidad: el 99,4% de las asociaciones de padres y madres de alumnos están muy de acuerdo con las necesidad de un PACTO EDUCATIVO que garantice la estabilidad legislativa del sistema educativo, al margen de los cambios de Gobierno.

También hay un acuerdo casi unánime (95%) en que la gratuidad debe seguir siendo un pilar básico del sistema educativo. Apenas un 5% muestra un acuerdo medio. Más tibio es el acuerdo (62,7%) con la afirmación de que el Estado debería tener menos importancia en la configuración del currículo educativo. Más de un 20% muestra acuerdos medios con esta afirmación y casi un 10% se muestra muy en desacuerdo.

En cuanto al tema de las TAREAS ESCOLARES, las respuestas de las AMPAs apuntan a una tendencia general a mantener una carga de tareas escolares similar a la que existe en la actualidad pero realizadas, en su mayoría, en el aula durante el horario escolar: el 48,4% de las AMPAs consideran que las tareas deberían realizarse en el aula, en horario escolar.

Asimismo, un 39,8% mantiene un acuerdo medio con respecto a la idea de que las tareas escolares son demasiadas y deberían reducirse. Inmediatamente detrás de este porcentaje, un 34,8% está totalmente de acuerdo con que éstas deberían reducirse y un 16,8% están en contra.

Por último, al preguntar si habría que eliminar las tareas escolares de la práctica docente, las posturas mayoritarias giran en torno al desacuerdo con esta propuesta (47,8%), seguido de quienes mantienen un acuerdo medio (28,6%) y, finalmente, de las opiniones que sí consideran necesaria su eliminación (18%).

EDUCACIÓN EN VALORES, LA ASIGNATURA PENDIENTE

En lo que se refiere a la educación en valores, una mayoría de AMPAs reconoce su importancia y la necesidad de darle un mayor espacio en el sistema educativo, así como que se trata de una responsabilidad compartida por la comunidad educativa, no una cuestión que dependa exclusivamente de las familias.

Un 53,4% está muy de acuerdo con que la educación en valores tiene muy poco espacio en el sistema educativo actual y poco más de un 8% está totalmente en desacuerdo con esta afirmación. Un 65% está totalmente en desacuerdo con que la educación en valores sea sólo responsabilidad de las familias, frente a un 6% que apoya completamente esta afirmación.

Opiniones más divididas encontramos al preguntar sobre si el tratamiento de la educación en valores depende fundamentalmente de la iniciativa particular del profesorado: un 34% está totalmente de acuerdo con la afirmación, frente a un 30% que muestra acuerdos medios y un 28% que no está en absoluto de acuerdo.

Casi un 60% está completamente de acuerdo con la necesidad de una asignatura específica de educación en valores; un 11% sostiene la opinión contraria.

LAS ACTIVIDADES QUE REALIZAN LAS AMPAS

Casi la totalidad de las AMPAs (96%) participan en el consejo escolar del centro, pero son muchas menos las que sienten que participan en tareas organizativas fundamentales: en la admisión de alumnos (33%), en el programa de centro (38%) o en la elección del director/a (39%). En cambio, la participación es más activa en la programación de salidas extraescolares o en las jornadas de puertas abiertas (más del 50%).

En relación con las propias familias, el 60% de las asociaciones tiene actividades de movilización e información, el 40% desarrollan escuelas de padres y madres, y el 34% interviene en procesos de mediación en conflictos. La precariedad citada impide en la mayoría de los casos la posibilidad de establecer ayudas económicas, apoyo para materiales, facilitación de libros de texto, etc.

Finalmente, en relación con otras actividades más abiertas, la mitad tienen algún tipo de boletín informativo o de movilización y un 35% realiza algún tipo de colaboración con los ayuntamientos. Una función mucho más extendida (75%) es la formulación de diversos tipos de reivindicación y peticiones de mejoras para el centro. Un espacio muy especial de estas reivindicaciones se refiere a la queja de una ratio profesor-alumno excesivamente elevada o de la insuficiencia en el número de docentes de apoyo.

El estudio está elaborado en el marco del proyecto Acción Magistral (www.accionmagistral.org), una iniciativa dirigida a apoyar a los docentes españoles que trabajan de forma innovadora en la promoción de competencias dentro del aula. El proyecto fue puesto en marcha en 2012 por la Fad, BBVA y la Comisión Nacional de Cooperación con la UNESCO.